Texto: Laura de la Iglesia

‘Tierra de Mujeres’ es un ensayo contado en primera persona que da voz a todas aquellas mujeres que la precedieron y que fueron silenciadas. Mujeres anónimas que habitan y trabajan el campo y en el medio rural y que fueron invisibilizadas. Mujeres “que se rompieron las alpargatas pisando y trabajando, a la sombra, sin hacer ruido, y que siguen solas, esperando que alguien las reconozca y comience a nombrarlas para existir».

El pasado 16 de marzo María Sanchez (cordobesa, veterinaria de campo y escritora polifacética) aterrizaba en la capital vallisoletana para presentar su nuevo libro ‘Tierra de Mujeres’ en La Otra Librería, momento que aprovechamos para entrevistarnos con ella y conocerla mejor.

Tu profesión es ser veterinaria de Campo, vinculada por completo al medio rural. ¿Por qué escogiste esta profesión?

Yo no es que escogiera la profesión, es que mi abuelo era veterinario de campo, mi padre también lo es y en mi infancia ha sido algo importante en mi vida en el campo, con un montón de cabras que teníamos, una quesería, el huerto y yo tenía muy claro que quería ser veterinaria, o sea, no había otra opción, era algo que iba en la sangre y algo que lo tenía en casa, quería ser como ellos. Pero es verdad que soy la primera mujer veterinaria de la familia porque ellos eran hombres, claro.

Y, entonces ¿Qué es lo que te llevó a ser escritora? ¿A escribir ensayos y poemas? ¿Qué es lo que se te revolvió por dentro?

Tampoco decides si eres escritora o no es algo que tienes ahí y que de repente tienes esa necesidad de escribir, por ejemplo yo de pequeña leía muchísimo y ya cuando era un poquito más mayor pues tenía un diario e iba escribiendo cosillas… cosillas sin importancia pero que ya involucraba el acto de escribir tus pensamientos, lo que se te pasaba por la cabeza. Es algo que te pide el cuerpo. Al principio pues es verdad que en mi casa ellos querían que me sacará una carrera, veterinaria es una carrera muy dura y más teniendo gente en la familia que ya loa había estudiado, pues mis padres querían que me centrará solo en estudiar porque también como nos han metido tanto en la cabeza que ciencias y letras no pueden ir juntas de la mano ellos veían pues que escribir era un poco tener pájaros en la cabeza. Ahora es todo lo contrario, ahora están súper contentos, quieren que tenga tiempo para escribir, pero sí que es verdad que al principio me encontré con eso, pero porque eran unos padres que querían que su hija acabará la carrera y tuviera trabajo, que también es algo normal que se preocuparan por eso.

¿Cuáles fueron las motivaciones que te llevaron a escribir Tierra de Mujeres, tu último libro?

Muchas semillas de las que hay en el libro, ya salieron algunas ideas que compartí en algunos artículos, en algún medio, por redes sociales también lancé alguna reflexión, básicamente me lleva a la diferencia que encuentro en el medio rural y la gente con la que yo trabajo día a día en el campo que no se corresponde con la imagen y esa literatura, y esa noticias y todo lo que nos sueltan desde los grandes medios, de nuestro campo. Siempre tienen que venir otros a escribirnos, a contarnos, a hablar de nosotros, esas cosas tan simples y planas a las que nos reducen a la gente que somos de campo y somos de pueblo. Entonces, también es como una manera que sentía que tenía ese deber de hacerlo y luego por supuesto también una reivindicación de las mujeres de mi familia a las que de pequeña no me quería parecer a ellas, porque eran amas de casa como mi abuela, mi madre, mis tías y en el libro cuento el porqué, como llego tarde a la historia de las mujeres de mi familia, por lo que también es una especie de duelo y de pedir perdón a ellas por no tenerlas en cuenta.

¿Por qué consideras que es importante hacer visible el papel de las mujeres que han habitado y habitan el medio rural?

Porque no han salido a la luz, no aparecen en las estadísticas. Esta ese trabajo ahí hecho, lo están haciendo, están en el campo, están trabajando, e incluso ayudando en empresas que se supone son familiares pero están a nombre de él y ellas trabajan igual o más y no aparece su nombre en ningún lado y ni cotizan y es que la situación es brutal y hay que sacarla a la luz y sobre todo que ellas se sientan respaldadas y reconocidas para salir adelante, para hablar y para reivindicar lo que también es suyo.

Este papel que han jugado las mujeres a lo largo de la historia, ha sido totalmente invisibilizado ¿Por qué ha podido ocurrir esto, según tu punto de vista?

Pues creo que básicamente porque vivimos en una sociedad y sistema patriarcal donde el hombre era el que figuraba, el que traía el dinero a casa y el que se considera que trabajaba, siempre se ha considerado que las mujeres que se quedaban en casa no trabajaban, pero si es un trabajo el estar al frente de una casa, unos hijos, que este todo perfecto, son muchas cosas, pero básicamente se reduce a eso a que vivimos en una sociedad muy patriarcal y que poco a poco iremos cambiando gracias al feminismo. Necesitamos la igualdad entre hombres y mujeres.

El éxito de este libro te ha llevado a emprender una gira por toda España ¿te mantiene esto alejada de tu trabajo?

No, no me mantiene alejada, porque mi trabajo ocupa el 90% de mi tiempo y para poder viajar lo que hago es pedir días de vacaciones o intento que se haga en fines de semana o como mucho me pillo un viernes. Renuncio un poco a mí tiempo libre y mis ratos de ocio y descanso para poder llevar adelante la escritura y las presentaciones, porque para mí lo primero y fundamental es mi trabajo de veterinaria de campo y quiero seguir viviendo y dedicando a ello. No paro, los viajes al final son de cabras y de libros. Ahora por ejemplo estoy en Zaragoza, estoy en la feria ganadera, pues ya que estamos aquí, hemos aprovechado y hemos hecho la presentación del libro también en Zaragoza, si no, no la hubiera hecho. De hecho hay muchas cosas a las que he tenido que decir que no porque yo no me puedo permitir faltar cuatro días al trabajo, por lo que cuando hago cosas intento que sea en sábado y que no afecte a mi trabajo y a mí día a día.

Te has posicionado en multitud de ocasiones como una firme defensora de la Ganadería Extensiva y hoy en día, existen muchas políticas que hacen que esta esté poco a poco desapareciendo ¿Por qué es tan necesario defender la ganadería extensiva?

La ganadería extensiva es el vínculo perfecto de territorio, persona y animal. Nuestras razas autóctonas están el 83 % en peligro de extinción, son animales que están adaptados a su medio y que hacen un papel y una función fundamental en ese territorio y en esa comarca. Los parques naturales y nacionales que existen en este país existen gracias a esas razas autóctonas y a esa ganadería extensiva. El campo no está ahí porque apareció de la noche a la mañana. El campo es el resultado de esa unión y el resultado de la mano del que cuida, del pastor o pastora, el rebaño y el suelo donde se produce biodiversidad y riqueza.

 

¿Por qué es tan necesario hacer ver a las personas que dirigen nuestro país de que la solución más acertada no está en una macrogranja?

Una macrogranaja como están imponiendo de porcino, que nos la están vendiendo como solución a la despoblación, no es así… ¿Qué trabajan, 5 personas? ¿Dónde está ese vínculo con el territorio? No hay un vínculo. Hay veinte mil razones para no tener una macrogranja como la contaminación. En Granada lo han conseguido parar porque iban a poner una macrogranaja en un sitio de los más importantes de polinización de sierra nevada de las abejas, con el problema que tenemos con las abejas. Por qué no se incentivan mejor las granjas familiares en la que trabajen 5 personas por granja, con un número más reducido, no todos tenemos que hacer lo mismo, tiene que haber de todo, pero lo que no se puede impulsar es solo un modelo donde siempre salen ganado los mismos. Hay que crear riqueza en los pueblos y eso se crea dando ayudas para que la gente monte su propio negocio y su propia cooperativa.

¿Qué valores destacas de la vida en el medio rural, en los pueblos?

Yo siempre hablo de que son otro ritmo, otra forma de vida, de relacionarse, sin la inmediatez. Para mí, que siempre estoy a medio camino entre el pueblo y Córdoba por mi trabajo, la vida en el medio rural es totalmente diferente a la ciudad, es donde me gusta estar y a donde me gustaría volver otra vez. Es una sensación. Saber que perteneces a un sitio. Ese arraigo, ese saber de “Yo soy de aquí y que bien estoy aquí” Cuando estoy en mi campo pienso mucho que los alcornoques que tengo a mi tatarabuela le encantaban tocarlos y verlos, el huerto donde mi abuelo plantaba, las gallinas… todo ese sentimiento de pertenencia a un sitio, de que además viene de tus raíces, de tus antepasados. Para mí eso es muy importante.

¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando te digo la palabra pueblo?

Comunidad, lazos, raíces

Desde tu punto de vista como persona que vive y trabaja en el medio rural ¿Qué medida tendríamos que tomar para evitar que la gente abandoné el entorno?

Yo creo que lo fundamental es la educación y que la gente deje de sentirse inferior por ser de pueblo y dejar de hacernos ver que lo que sabemos hacer en el pueblo y en el campo no vale para nada, que es lo que aquí, en este país, es lo que se nos ha metido muy adentro. Y, sobre todo, dar facilidades y herramientas para que la gente, por lo menos pueda tener opción para decidir si se quiere ir o se quiere quedar, pero que tenga opción para elegir, porque no hemos tenido opción y yo creo que algo fundamental es internet y servicios mínimos por comarca. Es que aquí estamos hablando mucho de la despoblación pero no hablamos de todos los recortes que se hicieron en los pueblos con la crisis que si ya de por si había pocos servicios, con la crisis se quitaron y se redujeron a lo mínimo, que de eso tampoco se está hablando. ¿Cómo va a querer un niño que vive en la ciudad irse a vivir al campo si ni sabe lo que hay en el campo? No conoce los nombres de los árboles, no conoce los animales… no se valora, ni se cuida, ni se protege lo que no se conoce, entonces es también fundamental la educación y hay que dejar muy claro y a ver si se le mete a la gente de la ciudad en la cabeza que nuestros pueblos, nuestro campo, nuestras razas autóctonas, nuestros árboles son cultura y patrimonio de todos.

 

¿Qué les dirías a aquellas familias que instan a sus descendientes a que se vayan?

Más que a ellas, que no tuvieron opción para elegir… es a las generaciones que vienen. Son con los hijos y los nietos con los que los padres se dan cuenta que lo que tienen no es tan malo. A mí me ha pasado en casa. A mí mi familia no me ha empezado a contar cosas de mi familia y a valorar lo que saben hacer hasta que no han visto el reconocimiento que he tenido con los libros, es muy duro, pero también muy bonito porque valoran lo que hacen, se paran, se dan cuenta de que a lo mejor lo que ellos hacen y saben tampoco esta tan mal te tiene un valor. Es fundamental la educación, porque yo ahora no puedo ir a una persona mayor a exigirle ni a imponerle nada, porque cada persona tiene su circunstancias y su origen y una época que ha vivido que nada tiene que ver con la mía, entonces yo no puedo exigirle nada, por ejemplo a mi madre que la quitaron del colegio con 12 años para trabajar recogiendo aceituna, yo entiendo que mi madre no quisiera vivir en el pueblo, cómo va a querer vivir, si ya con 12 años estaba trabajando en el campo y no pudo ni terminar de ir a la escuela y el fin de semana lo pasaba limpiando con mi abuela. Entonces, yo creo que somos los jóvenes y los que vienen la herramienta y los que tenemos que reeducar a nuestros padres porque todo el mundo está todo el día aprendiendo y cuestionándose y yo creo que somos nosotros la clave y para eso hay que reconocer a nuestros mayores y cuidarlos y mirarlos de otra forma y valorar lo que hacen.

 

Háblanos, por favor, de tus futuros proyectos e iniciativas, de aquellas cosas que estás haciendo o estés pensando en empezar. Del proyecto almáciga por ejemplo.

Proyecto tengo muchos en la cabeza, pero en el que ya estoy trabajando y estoy dando forma es a Almáciga. Es un semillero de palabras del medio rural. Tal y como cuento en el libro, hay un momento que me doy cuenta que mi familia y yo hablamos idiomas diferentes. Son palabras que ellos usan y que yo ya no sé lo que significan y empiezo a buscarlas en el Diccionario de la Real Academia Española y me doy cuenta de que muchas de ellas ni siquiera aparecen entonces me da miedo que esas palabras desaparezcan cuando se muera mi abuelo, mis padres… y bueno, ya no solo con mi zona, sino en todo el territorio del país y con todas las lenguas, sean reconocidas o no. El proyecto se llama Almáciga, porque almáciga es el sitio en el huerto donde se hace brotar las semillas antes de trasplantarlas definitivamente al huerto, es un sitio donde germinan y toman fuerza, por eso el proyecto se llama Almáciga, un sitio donde las palabras están, se alimentan unas a otras y se comparten con la gente para que las pueda ir por ahí contando, diciendo, hablando y compartiendo para que no se pierdan.

En Carne Cruda, en el programa que tengo que se llama Notas de Campo cada quince días solemos soltar unas cuantas, yo las voy recogiendo en un cuaderno, hago instalaciones por los pueblos donde cuelgo las palabras y la gente viene con su cuaderno y apunta sus palabras… es un proyecto que no para de crecer y muy colaborativo.