El pasado 9 de junio, en el kilómetro 121,706 de la autovía A-62 en el término municipal de Valladolid, una agente de la Guardia Civil de Medina de Rioseco, quien regresaba a su domicilio tras su jornada laboral, asistió a un grave accidente de tráfico.

Al observar dos vehículos detenidos en el carril izquierdo y una persona solicitando ayuda, la agente detuvo su vehículo y comprobó que un motorista británico de 62 años se encontraba en el suelo en posición decúbito supino, con el brazo izquierdo amputado a la altura del codo. De inmediato, tomó el teléfono del ciudadano que había alertado al 112 y solicitó reiteradamente el envío de una ambulancia medicalizada, además de comunicar la situación a la central COS y a tráfico para agilizar la respuesta.

Una enfermera presente en el lugar colaboró con la agente en la atención del herido. Sin disponer de un torniquete, la agente utilizó el ceñidor de su uniforme para ejercer la máxima presión posible en el brazo, conteniendo así la hemorragia hasta la llegada del equipo sanitario.

Ante la peligrosidad de la zona y el riesgo de nuevos accidentes, la agente procedió a regular el tráfico, desviando a los vehículos hacia el carril derecho y solicitando la reducción de velocidad para facilitar el acceso de la ambulancia.