Desde siempre hemos visto los caballos como animales sumamente activos, y la realidad, es justo la contraria. Son uno de los animales más ociosos del planeta y si no se ven obligados hacen lo mínimo posible.
Su vida transcurre en una lenta quietud en la que se ocupan en comer, dormitar o dormir literalmente, beber, defecar, asearse, revolcarse……y jugar!!! Los caballos estabulados son capaces de inventar “pequeños juegos” dentro del establo, para los cuales usan el agua, la cama…..En cambio en los caballos frustrados y/o estresados esos juegos pasan a convertirse en los clásicos “vicios” del establo.
A la hora de comer, los caballos estabulados se ciñen sin remedio a los ritmos establecidos por sus propietarios. En cambio, los caballos que viven salvajes o en un estado de semi-libertad, si que ocupan gran parte del día comiendo, especialmente en invierno, sobre todo si la comida no es de muy buena calidad.
A pesar de las creencias, la variedad de la dieta de los caballos es muy diversa –pasando por funcionar incluso como carnívoros- en función de su localización geográfica: en los países árabes, los caballos se alimentan de las sobras de las comidas cocinadas donde se les incluye restos de carne, en las partes más frías de Asia la carne se considera una parte básica dentro de la dieta del caballo, a los caballos usados por los carteros en el Tíbet se les aporta una dieta especial basada en la mezcla de mijo con sangre fresca preferentemente de oveja, y en Islandia su dieta se basa en algas y despojos de pescados….. Una vez más se rompen todos los mitos acerca de su alimentación.
A la hora de dormir se calcula que los caballos duermen unas 7 horas cada día, y establecen el mismo patrón de comportamiento que para comer, lo hacen a pequeños intervalos. Por lo general dormitan estando en la estación, sobre sus cuatro patas, pero en un 10% de esos intervalos diarios en los que duermen se tumban, ya sea extendidos sobre sus costados, o derechos, con las patas dobladas debajo del esternón. Según diversos estudios es sólo cuando están tumbados cuando se observan las pautas eléctricas de la actividad mental típica del sueño.
A la hora de beber también hay muchos mitos descritos, la realidad es que los caballos son capaces de filtrar el agua, y gracias a eso beben el agua clara que está en la superficie sin tener que tocar el resto, y aunque toda la bibliografía describe que un caballo bebe entre 38-45 litros de agua diaria en función de su tamaño, de las condiciones climatológicas y de la estación del año, hay estudios donde se recoge que los caballos de Przewalski sólo beben cada dos o tres días.
Asearse ocupa una gran parte de su tiempo en aquellos animales que viven en manada. Como el resto de actividades esta igualmente la realizan a intervalos de 3 a 10 minutos, en distintos momentos a lo largo del día. Eso sí, no eligen a cualquiera para asearse cuando tienen esa posibilidad, todo lo contrario, tienen un número limitado de compañeros con los cuales realizan dicha actividad.
No son animales de rutinas, no hay un momento determinado para ninguna actividad, sino todo lo contrario. Este hecho; por el cual los caballos no guardan de forma natural ningún tipo de rutina en su comportamiento hace pensar que el estrés crónico al que a veces se ven sometidos causa más cólicos y trastornos que las rupturas en la rutina.