Texto: Juan Carlos López

Todos necesitamos en la vida, un amigo, un amor y un amante… y un oasis familiar que lo impregne. Pero ¡ojo, el tres en uno, rara vez coincide en la realidad en la misma persona.

Comencemos con el amigo: Todos necesitamos un amigo, pero son pocos los que lo tienen, pues un amigo no es fácil ni de tener, ni de ser.

Amigo es alguien fiel, con el que puedes ser tú mismo. Con él “puedes meter la pata”, puedes contarle tus miedos, tus fracasos y tus vanidades con la seguridad de que no lo contará a nadie; Tampoco te tiene envidia, ni celos; se alegra de tus logros y se entristecerá con tus desgracias, acepta tus críticas pues por supuesto las considera bien intencionadas. Y, si fuera necesario, te “hará de espejo”, hablándote claro cuando sea menester.

Este amigo, no suele ser con el que te tomas unas cañas, o vas de fiesta, o con el que trabajas. Se necesita paciencia, tiempo de soledad y tiempo de “con uno mismo” antes de que nos llegue el amigo verdadero. Hay que ser selectos, si no queremos llevarnos decepciones. Con un buen amigo descansas, te da seguridad. Un hermano puede que no sea tu amigo, pero un verdadero amigo se comportará como un verdadero hermano. Todos deberíamos encontrar el nuestro, aunque muchos no llegarán a conocer a ninguno. Pero, como decía Antonio Gala, no te rindas, “Sacude el mundo para encontrar el tuyo” .

Cuidados del amigo
Cuando se encuentra el amigo, como joya que es, debe ser cuidado y transitar frecuentemente el camino que te une a él para que no crezca nunca entre vosotros la maleza.

Lo del amor, es lo que da sentido a la vida. Hemos venido a este mundo para dar amor y recibirlo. Nuevamente, sacude el mundo, que en algún lado está el tuyo, si aún no lo tienes. El amor nos va a dar paz. Hay amores que se nos dejan en herencia, como el de los padres, pero siempre hay que trabajarlo, pues el amor si no se trabaja se marchita. También está el amor de los hijos, este es un regalo que nos da la vida, una oportunidad para crecer interiormente a nivel emocional.

Para el amor de pareja, hay que estar atento a las oportunidades que nos da la vida. Algunos trenes suelen pasar una vez en la vida y hay que saber subirse a ellos. En un principio el amor nos hechiza, nos emboba y nos empuja por inercia, más tarde el amor se convierte en un motor que nos mueve, nos motiva, suma paz e ilusión en nuestras vidas. Nuevamente este amor, hay que engrasarlo, cuidarlo, para que dure. No olvidemos, que el amor se construye entre seres enteros, no entre dos mitades para sentirse completos, (J. Bucay).

El amor es la emoción opuesta al miedo; es sanador y conviene conservarlo para nuestra edad tardía, cuando sin duda estos afloraran.

El amor de pareja es muy recomendable, pero en su ausencia, necesitamos entregar nuestro amor, en la familia, incluso a nuestras mascotas, ya que el amor agranda y ejercita el corazón. Por ello esta es la segunda pata de nuestra silla y es innegociable. ¡Ama!

Cuidados del amor
El amor necesita cuidarse, sino pasará como en las casas, que según pasa el tiempo, se van deteriorando, y si no se arregla la pequeña bisagra del armario rota, puede que la puerta se caiga, e incluso podemos acostumbrarnos a ver la puerta caída y que esto no nos moleste, pero al final nos encontraremos con una casa con sensación de envejecida. Lo mismo sucede en el amor, hay que arreglar las pequeñas grietas, y no acostumbrarnos a malas contestaciones, a malos entendidos, a faltas de cariño, de detalles, a no acomodarnos puesto que esto solo lleva a sobrevivir, y el amor debe estar vivo.

Y por último, vamos a por lo de “buscar un amante”: en este caso, sigamos también las palabras de Bucay, amante es: «Lo que nos apasiona», lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. Es lo que nos ilusiona, lo que hace los días especiales.
Para unos será la literatura, la música, el baile, los bolillos, la informática, el deporte, el trabajo cuando es vocacional, la buena mesa, el estudio, los viajes o un hobby… En fin, es «alguien» o «algo» que nos pone de «novio con la vida».

Cuidados del amante
El amante hay que cuidarlo para que no caiga en la rutina. Por ello, habrá que renovarlo cuando no nos mantenga entusiasmado, e incluso cambiarlo.
Búscate un amigo, un amor y un amante. Y si ya lo tienes, ¡cuídalo!