¿Ya no puedes más con el cansancio y el bullicio  de la ciudad? Todos sabemos cuándo el cuerpo nos pide un descanso. Tan solo tenemos que escucharlo. Tanto si te apetece descubrir lugares nuevos o si tan solo quieres salir a descansar y relajarse, hay un lugar que ofrece lo que necesitas: la Casa Castro de Acebal. Un rincón lleno de paz en el corazón de Villamayor de Campos.  La artífice de este proyecto es Ana Belén González, una villalpandina que llegó hasta la localidad por amor y en donde desarrolla su actividad profesional. Lo hace junto a su marido, José Rabanillo. Sin embargo, «desde hacía tiempo barajaba la idea de abrir una casa rural». Un sueño que al final se ha hecho real, cuando abrió sus puertas el pasado 14 de junio, coincidiendo con su cumpleaños.

El nombre de la casa surge porque «quería algo que identificara al pueblo, y que a la vez se relacionara con la historia de Villamayor de Campos», reconoce Ana Belén. Para ello, rescató del olvido una historia desconocida para muchas personas. «Cuenta que una hermosa mujer se apareció a un zagal –un pastor- para decirle dónde estaba enterrada la imagen de la Virgen del Socastro, que en su día los lugareños enterraron en un lugar desconocido para que los musulmanes no la robaran. El pastor fue hasta el rincón indicado y pudo sacarla. No le dice, como en otras ocasiones que levanten un templo, sino que la lleven a la iglesia del pueblo, Castro de Acebal, como así se llamaba entonces, y ahora este proyecto».

Otro de los aspectos que revindica este lugar es su origen ganadero. Esa profesión tan arraigada en el medio rural y tan importante en la vida de Ana Belén. La casa se encuentra en pleno centro de la localidad y es un espacio lleno de paz. «La idea es que una vez que entras por la puerta del recito las personas dejen atrás sus problemas para regresar a su origen con las pilas cargadas».

Algo que ya es una realidad para los huéspedes de Castro de Acebal, que pueden disfrutar de un lugar mágico que sorprende. En las trastiendas de su particular historia se encuentra una reforma que comenzó en enero hasta poco antes de abrir sus puertas. Precisamente, su pareja y sus hijos, José Ángel y Judit, han sido «un apoyo fundamental» en esta aventura empresarial.

El mayor cambio que hicieron fue el porche, que «estaba en muy mal estado». Además, incorporaron una rampa para que puedan acceder personas con movilidad reducida y familias con los carritos de los niños. También, variaron la zona ajardinada, que cuenta con una parte de piedras que estaban en la parte trasera. Además, hay una zona de descanso con sillones de mimbre. Sin duda, «la zona ajardinada es un lugar muy agradable y la parte trasera cuenta con piscina y barbacoa, todo ello en un espacio de lo más amplio».

DECORACIÓN Y NATURALEZA

Una vez que accedemos al interior de la vivienda destaca lo genuina que es su decoración. La madera es el elemento principal de la casa, que es de estilo escandinavo. Ana Belén reformó los muebles, que ya estaban, pero los restauró y los decoró con motivos de naturaleza, que coincide con la temática de la vivienda. Las persianas mallorquinas ofrecen un aislamiento muy importante. Sorprende la temperatura agradable en plena ola de calor, momento en el que visitamos este lugar. Pero además, el mejor clima está asegurado de cara al invierno, porque la casa está equipada con una estufa de pellets.

Castro de Acebal cuenta con tres cuartos para cinco personas. Cada habitación tiene una temática, que se decora con murales hechos de pintura acrílica, que la propia emprendedora ha realizado para poner de manifiesto esa parte artística tan unida a ella. Las temáticas son los caballos, paisaje nevado y tropical. Por su parte, el salón cuenta con su televisión y una cocina totalmente equipada, que hace de la estancia una experiencia completa.

El perfil de los huéspedes «es el de personas que tienen relación con el territorio y que han venido a ver a sus familias o personas que han trabajado en la zona». En este sentido, subraya que «han quedado muy contentos y han asegurado que regresarán porque han quedado encantados». No solo por el propio lugar, sino por el inigualable trato de Ana Belén, que sorprende a los inquilinos con la degustación de queso de Zamora, cuando les recibe.

Uno de los objetivos es que aquellas personas que se alojen puedan descubrir los rincones más importantes de Villamayor de Campos, como el entorno de las bodegas, que es único y perfecto para hacer rutas en bicicleta. Sin olvidar El Museo de Carpintería de lo Blanco. Además, «quiero que se acerquen al rico patrimonio de Tierra de Campos; y de alguna manera, hacer un poco de guía turística».