El que fuera alcalde de Medina de Rioseco entre 1983 y 1999 fue clave para que la máquina de tren ‘Castilla’ sea hoy objeto de numerosas instantáneas

Texto: Justino Rodríguez / Fotografía: Pedro Pintado

Todos hemos pasado infinidad de veces por el paseo y hemos visto la coqueta máquina del tren que con el nombre ‘Castilla’  nos recuerda la relación que tuvo Rioseco con el ferrocarril. La historia de esa máquina y su trayectoria hasta llegar donde está hoy en día la narra exhaustivamente Salvador Barrios en su libro ‘El Ferrocarril Económico de Valladolid a Medina de Rioseco’ y en el que se deduce que esa máquina está allí plantada por su empeño y muy especialmente a la tención que le prestó para tal fin el alcalde de entonces, Eduardo Franco.

Así pues, gracias al interés del que fuera edil entre 1983 y 1999 en Rioseco, la locomotora-en muy mal estado- llegó a la ciudad el 24 de marzo de 1994 en donde es descargada, en los antiguos terrenos de la estación, para su reparación y posterior colocación en el lugar donde hoy se encuentra y que desde entonces es lugar de fotografía obligada para los que visitan la Ciudad de los Almirantes.

La locomotora Nº 7 ‘Castilla’ era de origen belga y estaba construida por la empresa Saint Leonard de Lieja, fue adquirida en 1910 para complementar a otras locomotoras más pequeñas y menos potentes y cuando la Compañía del Tren Económico las desecha en 1930 el Estado se las vende a la Sociedad “Hullera Vasco-Leonesa” que la utilizó para los trabajos propios de la empresa, hasta que dejó de ser útil y fue aparcada en la ciudad leonesa de La Robla. Siguiendo su pista D. Salvador se desplazó hasta esa localidad, la reconoció y dado el interés que había mostrado el ayuntamiento de Medina de Rioseco en recuperar algún vestigio del antiguo ferrocarril, se hicieron las gestiones oportunas para que la locomotora llegara a Rioseco, como así fue.

En 1997, Salvador Barrios es invitado de honor a la ‘Semana de la Constitución’ que organiza el Ayuntamiento de Medina de Rioseco y donde,

Salvador Barrios.

además de presentar el libro al que antes me he referido, pronuncia una conferencia bajo el título ‘El recuerdo del ferrocarril en Medina de Rioseco (F.E.V.E.)’ donde desgranó toda la historia de la importantísima relación que tuvieron la ciudad y su tren, hoy casi olvidada, posterior al periodo narrado en el libro pero que yo como homenaje a su persona me permito resumir aquí algunos párrafos.

La conferencia, que se dividió en cuatro partes, trató de todos los aspectos y periodos de su existencia, de 1884 a 1969, y en primer lugar trató de introducir a los asistentes en cómo era la ciudad en los años cuando se inauguró la llamada Estación de Arriba o de San Juan cuando se inicia la línea hasta Villada; como fueron las características de su construcción y lo que todo ello significó en cuanto al inusitado desarrollo de la ciudad en aquellos años que llegó a emplear de 90 a 100 familias para la gestión de funcionamiento y la de mantenimiento de las instalaciones; cuando la circulación de trenes con Valladolid, Palencia, Villada y Palanquinos llegó a ser de 18 trenes diarios; como cuando en años de la guerra civil se tuvo que suspender el servicio por la ausencia de carbón e incluso que la mala calidad del mismo originara que en las subidas de las cuestas la velocidad fuera tan reducida que llegó a acuñarse el cariñoso apelativo de ‘tren burra’; y como fue la paulatina decadencia de la actividad que se intentó evitar con proyectos de unión con otras líneas férreas como las líneas de León o La Robla para fomentar el transporte de mercancías desde el norte de España y que por la negativa de los propios directivos de la compañía no llegó a prosperar. También narró algunas efemérides curiosas como que Medina de Rioseco tenía 8.811 habitantes en 1885, que el primer jefe de la Estación de Tránsito (de Abajo) fue D. Arsenio Ruiz, que la rebelión de octubre de 1934 originó pequeños retrasos o que la compañía tenía para uso de sus directivos un coche de turismo dotado con ruedas de ferrocarril que llegaba a alcanzar los 90 Km. por hora.

 

En algunas ocasiones Salvador vuelve por su pueblo y no deja de recorrer aquellos lugares que ocuparon las instalaciones del ferrocarril que recuerda con nostalgia e incluso muestra su malestar por entender que Medina de Rioseco ha dado la espalda a uno de las actividades que más contribuyeron a su grandeza cuando llegó a ser una de los enclaves ferroviarios más importantes de esta zona de España.