ENTREVISTA a Anabel Santos Escritora y autora de la novela ‘Ala de cuervo’

El medio rural y Tierra de Campos cuentan con una larga historia y tradiciones que si se mezclan con un poco de ficción pueden dar lugar a relatos tan interesantes como ‘Ala de Cuervo’, la última novela de Ana Isabel Santos Pumar. De nuevo, la escritora traslada la historia a su pueblo, Santa Eufemia del Arroyo, hasta donde viaja un joven argentino para reencontrarse con su hermana, que se casó con un vecino de la localidad y se trasladó a vivir allí con él y su hija. La historia encierra un misterio, aunque tiene amor y  humor, todo enmarcado en un cuadro costumbrista de la época.

Pregunta. Después de su primera novela, ¿qué le anima a escribir un nuevo libro?

Respuesta. Me gusta inventar historias y crear personajes a raíz de cualquier suceso que se desarrolle a mi alrededor, siempre con un hilo conductor: el misterio y las pasiones humanas. La escritura es una actividad fascinante y la experiencia con mi primera novela: ‘El sueño’, me ha cambiado la vida. ¡Me apetece seguir contando historias!

P. Con ‘Ala de cuervo’ viaja de nuevo a Santa Eufemia. ¿Tuvo claro que su nueva obra se enmarcaría una vez más en su pueblo?

R. Sí. De momento, es lo que me apetece. Un pueblo es el escenario perfecto para enmarcar un misterio. Las emociones humanas son universales, pero en un pueblo las relaciones se intensifican y se subliman, creando el caldo de cultivo ideal para una trama fascinante. En el caso de ‘Ala de Cuervo’, el ambiente de un pueblo es perfecto para la trama.

P. La nueva novela es una especie de precuela de ‘El sueño¡. ¿Qué elementos unen a ambos tomos?

R. A nivel cronológico ‘El sueño’ se encuentra en 1971, mientras que ‘Ala de cuervo’ transcurre en 1947. En esta nueva historia, he llevado atrás en el tiempo a la familia de Eva, la protagonista de ‘El sueño’. Así pues, ‘Ala de cuervo’ comienza el día de la boda de la madre de Eva, Ángela, y tiene como una de sus principales protagonistas a Petra, su temible abuela…

P.  Hizo un trabajo de investigación de antiguos usos y costumbres, para ello contó con la ayuda de sus padres.

R. Tuve la inmensa suerte de contar con la inestimable ayuda de mi padre, cuya lucidez se mantuvo intacta hasta su fallecimiento. Pude conocer en detalle el cultivo de cereales, las técnicas agrícolas de la época, el peso de los sacos y costales llenos de cebada, trigo o harina, así como las medidas y, en general, las costumbres de aquellos tiempos. Mi madre no conservó la claridad de mi padre, pero me ayudó con sus canciones y poemas, que recordó hasta el día de su muerte. A veces, en medio de un capítulo, necesitaba un dato y me ponía en contacto con mi padre. Mi hermana grabó muchas conversaciones con él, en las que le contaba sus recuerdos, y luego me las enviaba por WhatsApp. Fue una época muy bonita.

P. También contó con la colaboración de Agapito Modroño. ¿Cómo fue esa experiencia?

R. Agapito Modroño es un hombre entrañable y una gran persona. Conoció a mis padres y también sabe mucho sobre Santa Eufemia del Arroyo. Le gustó mucho mi novela ‘El sueño’ y se puso en contacto conmigo. Enseguida me di cuenta de que era una fuente inagotable de conocimientos sobre tiempos pasados. Me regaló su libro ‘Entre adobes y tapiales’, y juntos conversamos sobre épocas antiguas. Todo ello me fue de gran ayuda para documentar la novela. De hecho, ha accedido a escribir el prólogo de  ‘Ala de cuervo’, que incluiré en próximas ediciones.

P. A través de la búsqueda de información localizó a un familiar lejano. ¿Cómo ocurrió?

R. El protagonista de ‘Ala de cuervo’ es un joven argentino que viene a España para reencontrarse con su hermana. Buscando información sobre emigrantes, encontré en Facebook una página que documenta los barcos que transportaban emigrantes entre Argentina y España. La página se llama ‘Los barcos de la emigración y sus protagonistas’. Yo conocía el nombre de una de las naves en el que zarparon hacia Argentina los hermanos de mi abuelo. Al buscarlo, encontré una foto del mismo y, efectivamente, allí se detallaban los españoles que habían viajado en él, con nombres, apellidos y fechas. Entre ellos localicé a Máximo Pumar, el hermano más pequeño de mi abuelo. Entre los comentarios, una mujer mencionaba que era su abuelo, y comunicaba a la página que en la fecha de partida y llegada de su abuelo había un error. No me lo podía creer. ¡Fue algo maravilloso! Ha sido muy emotivo y curioso. Hemos intercambiado fotos de nuestros respectivos antepasados y nos hemos contado su devenir en la vida hasta llegar a nosotras. Ella me ha ayudado con expresiones argentinas.

P. Además de escribir se ha encargado de diseñar la portada del libro. ¿De dónde viene su pasión por el arte?

R. Siempre se me ha dado bien el dibujo. De niña, mientras el profesor explicaba la lección, yo le hacía un retrato. A veces ‘chusco’, pero siempre con cierto parecido. Recuerdo que, en el instituto, había un profesor que nos gustaba especialmente, yo dibujé sus ojos y las compañeras hacían fotocopias de mi dibujo. Ya en la universidad, pintaba retratos al pastel por encargo. Después me dediqué a trabajar y a formar una familia y he abandonado la pintura. Pero ahora que estoy prejubilada, uno de mis proyectos es retomar ese maravilloso arte.

P. Cuenta con 13.000 seguidores en Instagram. ¿Cómo es su experiencia en las Redes Sociales?

R. Gracias a Clemente Rodríguez Navarro, descubrí la autopublicación.  Como es escritor me enseñó el proceso para publicar mi obra de manera independiente. Así que, retomé el proyecto, corregí la novela y la subí a Amazon. Sin embargo, me encontré con un nuevo desafío: la difusión. En el pueblo, mis vecinos se interesaron por mi novela y la compraron, pero ¿cómo llegar a más lectores? Entonces surgió la idea de promocionarla a través de las redes sociales, en especial Instagram. Comencé a compartir contenido relacionado con mi libro, el mundo de la escritura y pensamientos positivos. Con el tiempo gané seguidores y  gracias a ello, logré vender ejemplares no solo en España, sino en lugares como Estados Unidos, México y Alemania. Conectar con personas de todo el mundo es una experiencia muy enriquecedora, aunque, por supuesto, no todos compran mi libro. Ya me gustaría…

P. Se encuentra inmersa en su nueva novela. ¿Qué puede contarnos de ella?

R. También se ambienta en Santa Eufemia. En esta ocasión viajamos a 1939, justo al terminar la Guerra Civil. La historia comienza con la fuga de un preso del bando republicano del antiguo campo de concentración de Toro: La Azucarera. Esta nueva novela es un verdadero desafío. En ella, el misterio se derrama a lo largo de los capítulos.