El Museo de San Francisco acoge la exposición ‘Entalladuras’, que, con más de medio centenar de tallas de madera del artista riosecano José de Castro, fue inaugurada este miércoles por el alcalde riosecano, David Esteban, con la presencia del artista.

En la muestra destacan relieves en los que se representan monumentos tan riosecanos como los arcos de Ajújar o de las Nieves, la ermita de Castilviejo, el desaparecido Rincón de Unamuno, la iglesia de Santiago o los museos de Semana Santa y San Francisco, además de otros edificios de la comarca y provincia como la iglesia de San Miguel de Villalón de Campos o el castillo de Simancas.  

La tradición artesanal corre por las venas de José de Castro. Su padre se dedicó a la hojalata y fue un hábil constructor de unos ‘indestructibles’ faroles de Semana Santa. En cambio, el artista riosecano se decantó por la madera. Y lo que comenzó casi de casualidad se ha convertido en algo indispensable entre sus quehaceres diarios. Todo surge hace 20 años cuando se jubila. Es entonces «cuando el médico me aconseja que busque algún tipo de hobby».

La madera «siempre me había gustado así que comencé a restaurar algunas piezas de cosas que la gente ya no usaba». Es entonces cuando aparece la figura del gran escultor Ángel Martín, que «hizo que me enganchara por completo a tallar». A lo largo de tres meses «traté de aprender lo máximo posible de este gran maestro, que me ayudó mucho y me dio grandes consejos». A partir de ahí llegó el momento de seguir por su cuenta. «Aunque no era sencillo y me equivocaba, como soy muy tozudo no paré de insistir hasta que empecé a obtener resultados».

La cocina de su casa se convirtió en su taller particular, a pesar de que en algunos momentos su mujer y sus hijas no estaban tan de acuerdo. «Al principio me decían que lo ponía todo perdido, pero siempre me han apoyado y saben cuánto me gusta esta afición». A pesar de que ha barajado la posibilidad de llevar su trabajo a otro lugar, es esta parte del domicilio el foco de su inspiración, «porque desde la ventana veo la calle y pasar a los amigos, lo que me motiva». Gubias, lija de mano, mazo y formones son sus únicas herramientas de trabajo, ya que «no uso ningún tipo de maquinaria». Divide sus sesiones de trabajo entre la mañana y la tarde y «suelo dedicar una media de seis horas, aunque depende del día». La forma de trabajar es siempre la misma: «elijo una foto de algún lugar en donde se encuentre un monumento y edificio que me guste, hago una fotocopia que adapto a la medida del trabajo que quiero realizar; luego marco con lápiz la madera y me pongo manos a la obra».

Años de trabajo y de dedicado trabajo que han dado como fruto más de un centenar de relieves de madera que guarda en su casa, «a pesar de que es pequeña». Entre ellas, destaca su gran colección de Medina de Rioseco. Reconoce que «la joya de la corona es el Arco Ajújar desde el lado del río»; en parte, por la enorme carga emocional que supone, «porque es el lugar en el que me he criado». La iglesia de Santiago tomada desde dos perspectivas distintas, Santa Cruz y San Francisco no faltan entre sus obras. «La única que he intentado hacer dos veces y que no me ha salido es Santa María, porque necesitaría más material para dar con el resultado que quiero». Asimismo, el artista cuenta con otros lugares de la comarca como protagonistas, tales como el castillo de Torrelobatón, el arco de Villabrágima, las iglesias de Villalón de Campos y Valverde de Campos.

La exposición estará abierta hasta el 25 de junio, en horario, los lunes, de 11 a 14 horas, y de martes a domingo, de 11 a 14 horas y de 17 a 20 horas.