Cuatro alcaldesas de la zona exponen su visión sobre la mujer en Campos y Torozos

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades y ayudan a preparar a esas comunidades frente al cambio climático. Es por ello que cada 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales como homenaje a su gran labor.

Sin embargo, a pesar de su enorme aportación y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como los hombres que desempeñan su misma función no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas o mercados, entre otros muchos mercados. Cuatro de las alcaldesas de la zona nos acercan su visión sobre la situación de la mujer en los pueblos de Campos y Torozos. Son Noelia García (Villabrágima), Mercedes de Castro (San Pedro de Latarce), Laura Urueña (Morales de Campos) y Virginia Hernández (San Pelayo).

Históricamente, nuestros pueblos han estado tradicionalmente ligados al ejercicio de la agricultura y la ganadería y estos trabajos han sido desempeñados fundamentalmente por hombres. Así pues, la labor de la mujer se ha vinculado más a los cuidados del hogar y la familia, aunque, paradójicamente, estos englobasen también en no pocas ocasiones el cuidado del ganado. Por lo tanto, “el medio rural está profundamente masculinizado”, apunta Virginia Hernández.

Además, con la modernización del campo y la sociedad, son los hombres los que se han quedado definitivamente vinculados a la actividad agrícola y ganadera. Y es que “no hay más que evocar cuántas mujeres y cuántos hombres vemos conduciendo un tractor”, recuerda la edil de San Pelayo. Así pues, han sido ellas las que han tenido que dejar sus localidades para desarrollar su profesión en áreas que no existían en el medio rural. “Con una preparación académica cada vez mayor las opciones de desarrollarse en los pueblos son menores respecto a los hombres”, asevera Noelia García.

Pero el trabajo no es el único elemento para la huída de la mujer del medio rural. “Hay más factores”, asegura Mercedes de Castro. De hecho, para la edil de San Pedro de Latarce este aspecto “podría no ser tan clave”. Y es que “la actividad social, la oferta cultural o incluso la vivienda son fundamentales”. Sin olvidar, “la falta de medios tecnológicos”, añade Laura Urueña. En este sentido, Virginia Hernández reconoce que “muchas acaban sintiéndose más a gusto en otros espacios que pueden ser más favorables en la ciudad”.

Así pues, la menor presencia de la mujer supone un duro golpe para un territorio muy castigado por la despoblación. Para la edil de San Pedro de Latarce “la mujer es clave, pero al igual que el hombre”, ya que los pueblos “necesitan de ambos grupos a partes iguales”. Si bien, “las mujeres somos la base de la familia, las que tenemos niños, podemos aumentar la natalidad en un medio rural tan envejecido, cuidamos, en la mayor parte de los casos de nuestros mayores y pequeños”, asevera Noelia García.

Pero muchas veces “vemos cómo una familia –dice Virginia Hernández- se marcha del pueblo en busca de un mejor futuro para sus hijos, y es la mujer quien marcha con la familia y el hombre quien queda al cuidado de las labores propias del campo y, por tanto, vinculado al pueblo”. Además, “al revés ocurre muy pocas veces porque el hombre va a donde está la mujer, pero son pocos los casos en los que ellas acuden a los pueblos porque allí residen los valores”, explica de Castro.

Por tanto, la clave, dice Hernández, “la tenemos en que mujeres y jóvenes no sigan marchándose de nuestros pueblos”. Por eso “hay, no solo que legislar, sino poner en marcha mecanismos efectivos para su implantación, poniendo el foco en las mujeres rurales”, añade.

Así pues, para que la mujer permanezca en el territorio “hay que seguir trabajando desde las Administraciones”, hace hincapié la alcaldesa de Villabrágima. “Hay que aplicar “políticas urgentes en igualdad de género, proporcionando recursos básicos como la banda ancha, algo muy necesario para poder desarrollar un trabajo desde el medio rural”.

En la provincia de Valladolid hay municipios donde la proporción entre hombres y mujeres es del 80 y 20 por ciento, y esta relación “es propia de una sociedad insostenible”, explica Virginia Hernández. Por tanto, “hay que poner en marcha políticas de discriminación positiva que favorezcan el establecimiento de mujeres en empleos que no estén vinculados necesariamente a la agricultura y la ganadería”. Y también “favorecer también el acceso de las mujeres a los puestos de poder para que nosotras también estemos representadas en la toma de decisiones”.

Sin olvidar “la importancia del cumplimiento de la Ley de Titularidad Compartida, que visibilice a la mujer y su trabajo en el campo”, añade la joven de San Pelayo. Una iniciativa que “sirve para empoderar su papel y sacarla de la ocultación, que tienen, porque sabemos que trabajan esas tierras y es su medio de vida”. Sin embargo, “a la luz de los datos, nos damos cuenta del fracaso de la ley”, critica Hernández. Puesto que al final, “la mayoría de las mujeres siguen apareciendo como cónyuges en la categoría de «ayuda familiar»”.

Pero además, “es necesario un cambio de mentalidad en la forma de visibilizar a los pueblos”, explica la alcaldesa de San Pedro de Latarce. En un momento en que se prioriza una forma de vida urbana en relación a la rural “es importante abogar por lo que pueden ofrecer nuestras localidades”. De hecho, “ya hay parejas de jóvenes que eligen ir a los pueblos para criar a sus hijos en un ambiente más tranquilo”. Al igual que “personas de más edad que regresan en busca de la calma de los rural”.

En última instancia “hay que educar en igualdad, y trabajar para que el medio rural no sea un medio hostil para las mujeres”, comenta Hernández. Un entorno en el que “durante años la mujer en nuestros pueblos ha estado relegada a un segundo plano”. De hecho, las decisiones de la comunidad “siempre han sido responsabilidad de los hombres”.

Si echamos la vista atrás, “nunca una mujer formó parte de una corporación municipal”, dice Virginia Hernández. Y ahora aún nos encontramos que en 250 municipios que tiene la provincia de Valladolid solo 35 mujeres ostentan la alcaldía. En este sentido, Laura Urueña, asegura que “la ciudadanía no conoce” el trabajo de la mujer en relación a su participación en asuntos políticos de la comunidad.

Lo ideal es que un Ayuntamiento “esté representado por hombres, mujeres, jóvenes, agricultores, nuevos pobladores…”, comenta Hernández. Así pues, “la mayor participación de las mujeres en asuntos políticos de la comunidad solo puede resultarme muy positiva”, añade. Y es que para conocer las necesidades de las mujeres “hay que llenas las instituciones de ellas, al menos en un 50 por ciento”, afirma la edil de San Pedro.

Por lo tanto, “hay que seguir trabajando para avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres”, recuerda Noelia García. “Estamos viviendo una época global de grandes cambios, de toma de conciencia y de empoderamiento y a veces podemos caer en el desánimo y creer que poco ha cambiado”, comenta la edil de San Pelayo. De hecho, “la sociedad y más en los pueblos necesita mucha concienciación y sensibilización, algo de lo que no es culpable sólo el hombre, también la mujer”, dice Laura Urueña. Una preocupación que comparte de Castro, que cree que “los jóvenes, ellos y ellas, son más machistas ahora incluso que antes”.

Pero aunque aún queda mucho por hacer, también “está claro –dice Hernández- que el cambio ya es imparable”. Y para muestra, “la celebración del Día de la Mujer Rural, que nunca antes se había reivindicado con tanta fuerza”.