Desde Villabrágima, Tordehumos, San Pedro de Latarce, Villafrechós hasta Villanueva del Campo este 1 de mayo los Mayos ya lucen en plazas y eras, recordando una tradición ancestral que combina elementos paganos, religiosos y populares. 

En Villabrágima, Javier, Martín, Silvia, Enya, Sofía, Laura y Raquel se reunieron para subir el Mayo. Una bonita tradición que dio paso a una noche llena de fiesta que se alargó hasta altas horas gracias a una disco móvil.

También Sofía, Noe, Héctor, Lucía, Andrea, Mario, Alejandro, Maren, Candela y Raúl celebraron esta costumbre en San Pedro de Latarce. La lluvia impidió que pudieran hacerse la típica foto en la cuesta. Los jóvenes que fueron quintos en años anteriores salieron a las calles para ‘robarles’ el Mayo y arrastrarlo con los coches hasta que hacia las tres de la madrugada pudieron ‘pingarlo’ junto al castillo.

Los quintos de Villafrechós, Hugo y los dos Álvaros, se juntaron también para transportar y elevar el majestuoso árbol en la zona de la básula. Algo que pudieron hacer junto a otras personas de la localidad.

En Villanueva del Campo los chicos salieron para buscar a las quintas. La charanga acompañó el recorrido hasta el baile. De madrugada buscaron el árbol que plantaron durante la mañana. No faltaron las típicas bromas de otros vecinos, que les taparon el hoyo o les robaron el carro antes de plantar el árbol y dirigirse hasta Valdehunco.

ORIGEN

En Castilla y León, el Mayo se vincula también a los cantos tradicionales dedicados en su origen a la Virgen María, y que más tarde se transformaron en rondas a las mozas casaderas, a las autoridades o incluso a los funcionarios recién llegados al pueblo. Una charanga o pequeña orquesta acompañaba a los mozos que, al ritmo de coplas y letrillas —muchas veces improvisadas y con guiños a la actualidad local—, rondaban a las jóvenes del pueblo.

La moza rondada, conocida como ‘la maya’, solía corresponder la atención del mozo invitándole a una buena merienda. A la orquestilla, por su parte, se le obsequiaba con una garnacha bien fresca, guardada en el aljibe.