Montealegre de Campos acoge la firma para la adhesión de cuatro nuevas localidades

Fotografías: BEATRIZ DEL VAL

La delegada territorial de la Junta de Castilla y León, Raquel Alonso presidió ayer en Montealegre de Campos la firma de adhesión al programa Rehabitare con los alcaldes de los Ayuntamientos de Castromonte, Heliodoro de la Iglesia; Olmos de Peñafiel, Jorge Gómez; Alcazarén, Javier Ramos; y Valoria la Buena, Javier Calvo; que promueve la Junta y que cuenta con la colaboración de la Diputación de Valladolid, a la que representó en el acto su vicepresidente segundo, David Esteban. Además, el acto contó con la presencia del edil de la villa anfitriona, Alfredo Martín.

Esta iniciativa tiene como objetivo incrementar el parque público de alquiler social de la Comunidad y fijar población en el medio rural, a través de la recuperación de inmuebles en desuso que sean de titularidad municipal. Su finalidad prioritaria es atender las necesidades habitacionales de los colectivos de especial protección, particularmente de los jóvenes.

Ello permite recuperar edificios que puedan ser destinados al alquiler social, de manera que se consigue optimizar los recursos municipales, restaurar inmuebles valiosos patrimonialmente, revitalizar los espacios tradicionales del entramado urbano municipal y, sobre todo, fijar población en el medio rural con la puesta a disposición de las viviendas rehabilitadas, en régimen de alquiler social, en favor de los colectivos más vulnerables.

Además, también se configura como un instrumento de reactivación económica y de creación de empleo en el medio rural, gracias a la implicación de las empresas locales en las obras de rehabilitación que se acometan a su amparo.

Una vez firmados los convenios de adhesión al programa Rehabitare de los municipios, Raquel Alonso ha visitado el inmueble objeto de la intervención, rehabilitado con una inversión de 56.628 euros en Montealegre de Campos.

En este municipio, la intervención se ha realizado en la primera planta del edificio que albergaba las oficinas municipales y el salón de plenos.

El espacio ya había sido utilizado como vivienda en el pasado, pero su estado era muy deficiente, requiriendo una reforma integral en acabados, también en instalaciones y distribución.

El edificio, con fachadas de mampostería de piedra, data de 1900 según los registros catastrales, aunque ha sido objeto de diversas intervenciones a lo largo del tiempo. La superficie construida de la vivienda es de 73,59 m², con una superficie útil de 56,30 m², y su calificación energética inicial era de tipo E.

El proyecto de reforma ha contemplado una redistribución del espacio para optimizar la organización de la vivienda, además de mejorar su eficiencia energética mediante un trasdosado interior.

Se han renovado por completo los acabados, incluyendo pavimentos y revestimientos, y se han instalado nuevas carpinterías interiores. También se han ejecutado nuevas instalaciones de fontanería, calefacción con radiadores y electricidad. Con esta intervención, la calificación energética de la vivienda ha mejorado significativamente hasta alcanzar la categoría B, garantizando así un mayor confort y eficiencia en el consumo energético.

Las obras realizadas han incluido la demolición de elementos en mal estado, la instalación de tabiquería de pladur con aislamiento térmico, la renovación de revestimientos y pinturas, así como el amueblamiento del espacio. Con esta rehabilitación, se ha logrado recuperar un espacio en desuso, dotándolo de mejores condiciones habitacionales y energéticas.