La recuperación de estos espacios en los que los agricultores se refugiaban y almacenaban herramientas se ha realizado siguiendo las técnicas constructivas originales y ha contado con una inversión de 27.700 euros

El delegado territorial de la Junta, Pablo Trillo, visitó hoy el municipio de Urueña, acompañado por su alcalde, Francisco Rodríguez, para conocer el resultado de la restauración ejecutada por la Consejería de Cultura y Turismo en los chozos y casetas de arquitectura tradicional del municipio. La intervención se ha promovido desde la Dirección General de Patrimonio Cultural y ha supuesto una inversión total de 27.700 euros.

Los chozos son aquellos refugios de figura cupuliforme que servían para el resguardo del hombre del campo. Concretamente, estos casos en cuestión, posicionados en las eras del municipio, eran utilizados por los agricultores, sobre todo en las épocas estivales coincidentes con las tareas de labranza en estos recintos: acarrear, trillar, aparvar, etc. De modo que también servían para el almacenamiento de herramientas y de aperos de labranza. Las casetas son unas construcciones algo más modernas y de mayor tamaño que servían para guardar al ganado tractor o para almacenar la paja y/o el grano.

Durante las obras, en las que se han restaurado tres chozos y dos de las casetas anexas a los mismos, se ha realizado una limpieza del material sedimentario que rodeaba a las construcciones y un desescombro de las partes ruinosas. A continuación, se ha procedido a la consolidación de los muros estructurales de mampostería de piedra ordinaria y a la creación de otros nuevos cerramientos de la misma naturaleza. El asiento de estas fábricas se ha realizado con morteros de cal y arena, y también se han levantado muros térreos de tapial y de adobes.

Para el primero de los chozos, la tierra empleada, que estaba cribada, ha sido seleccionada de las tierras de Amayuelas de Arriba; para el segundo, los adobes utilizados provenían de un artesano de Gallegos de Hornija, municipio cercano a Urueña y con características del subsuelo similares a las de éste. Como mortero ligante en los muros de adobe se ha utilizado barro, procedente de la misma tierra empleada para el tapial, con paja; tan solo se ha añadido a esta mezcla una pequeña dosificación de cal en los puntos más débiles, como las esquinas o las primeras hiladas unidas a los zócalos de piedra.

Dentro de la intervención cabe destacar la restauración de las techumbres abovedadas, realizada con adobes siguiendo la técnica por inclinación de piezas, tal y como estaba ejecutada en su origen. Como protección del hostigo, estas cubiertas cupuliformes han recibido una capa de revoco de barro con exceso de paja. Estamos ante la recuperación de un sistema singular y único de la península ibérica, pues fuera de Tierra de Campos, en el resto del territorio nacional, las bóvedas de esta arquitectura rural son generalmente de piedra en seco. Por otra parte, sobre una de las cubiertas a dos aguas de las dos casetas del conjunto se ha procedido también a su reconstrucción empleando cuatro cerchas de madera de pino.

El proyecto, a cargo del arquitecto Óscar Abril, ha permitido, por tanto, no solo poner en valor este patrimonio mediante su restauración, sino que se ha podido rescatar el conocimiento de los sistemas constructivos y de los materiales autóctonos.