Urueña, Villardefrades, San Pedro de Latarce y La Santa Espina son escenario del Memorial Jesús Negro

El sol lucía, como su sonrisa. Trino de gorriones y sonidos de vencejos dan los buenos días en la villa de Urueña. Lo vecinos del pueblo, como la sirena de una fragata, todos a sus puestos. Hoy se homenajea a unos de los suyos, querido y siempre en el recuerdo. Una población de poco más de 100 habitantes acogió a una avalancha de ciclistas que abarrotaron sus calles y caminos con motivo de V Memorial Jesús Negro de Paz

Alrededor de un café caliente y una buena charla, algún que otro saludo se recogen los dorsales. Son las 9.45 horas y da comienzo la lectura del manifiesto de respeto a todos los usuarios de la vía. Juan de Frutos como maestro de ceremonias, presenta a los galardonados, Manolo Centeno, Alfonso Triviño, Peio Ruiz Cabestany como socios de honor y a los padrinos templados como la forja a lomos de sus bicicletas en Tierra de campos y Montes Torozos María Ángela San y Óscar Hernández Zarzuelo. Una persona muy especial, un padre coraje, José Luis García, (María siempre en el recuerdo). Y en representación del Hospital clínico, su gerente, José Antonio Arranz.

Las campanas tañen a las 10.00 horas y la marea de 700 ciclistas se pone en movimiento para inundar los paisajes de cereal de Villardefrades y San Pedro de Latarce. A media marcha el escenario fueron los Montes Torozos, donde la dureza de su orografía hizo mella hasta en los ciclistas más aguerridos. Intentando coronar la cuesta de Jesús Negro, se pueden oír los vítores de los aficionados animando a los corredores en su agónico ascenso. Mudos por su esfuerzo y gesta, se dirigen a hidratarse sin dejar de jadear e intentando paliar la ausencia de oxígeno.

Olor a paella que se hace más intenso si uno viene exhausto. Todos lo clubes hermanados entorno a uno de los suyos, Jesús Negro de Paz, comparten mesa y comentan como ha transcurrido la jornada.

Comienzan los galardones, esta vez a los periodistas que apoyan y aman el ciclismo, Ismael Alonso, y Carlos Badás. Seguidamente, las menciones a las leyendas del ciclismo, los veteranos. También se homenajearon los valores del deporte, recayeron en diferentes clubes, solidaridad, hospitalidad, compañerismo… Más tarde, se dieron unos reconocimiento a los más intrépidos de la prueba, de la ruta larga a Andoni Fernández y Felisa Ares en la Ruta media Raquel Díaz y José González.

Concluye la jornada con los participantes, voluntarios y patrocinadores con buen sabor de boca, saben que los beneficios obtenidos serán para una buena causa, sacar una sonrisa a los niños hospitalizados de Clínico de Valladolid, como siempre hacía Jesús, esa sería su voluntad.