Ha fallecido la artista riosecana Alicia Hernández Urbón, que destacó como una gran pintora de paisajes, en concreto de su ciudad de origen.
«Me gustan mucho las monográficas, he hecho una de palomares, otra sobre el agua, obras que giran en torno al canal, los ríos o los mares», explicaba en la sección ‘El Personaje’, de La mar de Campos. En cambio, «el retrato no me ha gustado nunca, he hecho algo en dibujo y poco más. Para hacer retrato hay que profundizar mucho, llegar hasta el alma, captar la esencia de la persona con sus sentimientos y, para eso, hay que conocerla bien. Un retrato pide que le des sentimiento porque para lo demás ya están las fotografías».
Desde muy pequeña Alicia Hernández se vio atraída por el mundo del arte. Reconocía que fueron las monjas del Colegio San Vicente de Paúl las que la iniciaron en el mundo del dibujo. Con nueve años se trasladó a Valladolid a estudiar el bachillerato y a los 20 comenzó a estudiar arte y decoración interna en la Academia de Santa Cruz. Al año siguiente se casó y terminó los estudios mientras trabajaba ayudando a su marido en su consulta de dentista. Después realizó muchos cursos, algunos con Gabarrón y con Ana Arranz, también en San Sebastián y en Barcelona.
Su primera exposición fue en el Club Juvenil cuando tenía 17 años. Eran óleos de vírgenes, cabezas de caballos y bodegones, «lo primero por lo que se empieza, los bodegones lo más fácil; lo regalé todo, lo tienen la familia y los amigos», recordaba.
Alicia reconocía que sobre todo la gustaba pintar en la calle. «No paso demasiadas horas pintando, me gusta mucho la calle. Además, tengo que tener ganas y una idea, si no tengo la idea no me sale nada. Siempre que me pongo ya sé lo que voy a pintar».
Alicia Hernández nunca repetía un mismo cuadro. «Puede que pinte el mismo palomar, la misma iglesia, pero siempre desde otro lado, otra esquina» Lo que Alicia Hernández siempre hacía era llevar a Medina de Rioseco allá donde iba. En sus exposiciones siempre había colgado un cuadro que, acorde con la temática, retrata su cariño por el lugar en que nació».