La mar de campos

Nuestros pueblos amanecen en su segundo día en estado de alarma con nieve y silencio a partes iguales. Las calles se vacían y la inmensa mayoría de la ciudadanía guarda cuarentena de forma rigurosa. Muchos salen solo a pasear a sus mascotas. Son los supermercados, tiendas de alimentación y farmacias los únicos puntos abiertos. Los que hacen cola tratan de guardar distancia, y si puede ser, hasta metro y medio. Así se lo recuerdan los empleados, todos ellos con guantes de látex e incluso con mascarillas en algunos casos.

El trabajo de los empleados de los supermercados no entiende de descansos ante el goteo constante de clientela. Espacios comerciales que han asegurado el suministro a pesar de que las estanterías se vacían a un ritmo nunca antes visto. No son pocos los trabajadores que reconocen “no haber repuesto tantos artículos en las repisas de forma constante hasta estos días”.

Los pequeños gestos nos están convirtiendo en héroes anónimos. En un territorio con un importante número de personas mayores la ayuda de todos puede resultar vital. Y son ya varios los pueblos que se han puesto manos a la obra para movilizar grupos de voluntariado que puedan prestar ayuda a los más necesitados. Medina de Rioseco ha creado un grupo de voluntariado, coordinado por el Ayuntamiento y con los Recursos de Cruz Roja en la ciudad, Cáritas y la Parroquia de Santa María y Santiago para ayudar a personas que no pueden salir a comprar o en estado de vulnerabilidad. Se puede solicitar en el 983 700 850 de 9.00 a 14.00 horas; administracion@medinaderioseco.org; y por mensaje privado en el Facebook del Ayuntamiento y en el móvil 677 912 321. También los vecinos de Urueña se preparan para ayudar a aquellos que más lo necesitan en la villa, con la creación de un grupo que pueda ayudar si la situación se extiende durante un tiempo mayor de lo deseado. Y es que la soledad es un mal que no cura ninguna vacuna.

También son héroes esos comerciantes que se adelantaron a las directrices de la Administración y decidieron echar el cerrojo antes de que fuera norma para tratar de contener a la población en sus hogares. Y eso que en el territorio somos muy de bares hasta el punto de que popularmente se dice que “un pueblo sin bar no es pueblo”.

Sin olvidar a esos alcaldes que hicieron un llamamiento para que los turistas no visitaran sus pueblos para así proteger a los suyos; y también cerraron sus oficinas y recursos turísticos. Y eso que para Medina de Rioseco, Urueña, Ampudia y otras villas cercanas el turismo es una parte capital de su economía.

No es el momento de salir a jugar a los parques. Fueron varios los pueblos que anunciaron el cierre de sus parques. Un gesto de vital importancia

A los efectivos policiales y Guardia Civil, que ahora tienen el vital cometido de dispersar a los grupos de personas que se concentran en las calles. En estos días tuvieron que actuar cerrando un bar que permanecía abierto o llamando la atención a un grupo de cazadores que salieron al campo con sus perros, y no de paseo para que realizaran sus necesidades.

A los profesionales de la salud que cada día viajan hasta los hospitales de la capital, cuya labor es imprescindible. A los servicios de limpieza y personal de mantenimiento que se afanan en las tareas de desinfección de lugares de tránsito de establecimientos de primera necesidad, Centro de Salud o Residencia de Ancianos.

Nunca hemos visto algo así. “Ni los más viejos del lugar”. La directrices nunca fueron tan duras y claras al mismo tiempo: solo se puede frenar el coronavirus con la cooperación de todos. Algo que conlleva la dura decisión de la cancelación de la Semana Santa, fiestas patronales, jornadas culturales, fiestas o conciertos. Un mal menor en comparación con lo que nos espera si no hacemos nada. Sin duda, requerirá sacrificio. Nos costará, pero saldremos de esta.