Pascual Izquierdo presenta este viernes 17 de noviembre a las 20.15 horas en el barco Antonio de Ulloa su libro ‘Viaje por el Canal de Castilla’

Pascual Izquierdo publica ‘Viaje por el Canal de Castilla’, una nueva aventura viajera de la ‘Orden del Pedal’, que pone en valor este Bien de Interés Cultural.

Pregunta. ¿Quiénes son ese grupo de amigos que integran la ‘Orden del Pedal’ y que se han reconvertido en ‘caballeros canaliegos’?

Respuesta. Somos un grupo de amigos amantes del arte, la cultura y la gastronomía que hemos recorrido las tierras de Castilla en bicicleta. Una aventura que comenzó hace 40 años cuando empecé a salir junto a mi hermano a pedalear. Con el tiempo se unieron otros ‘cofrades’, como Luis Callejo y el doctor Simon, con los que formamos el grupo inicial, aunque más adelante se renovaron los ‘caballeros’.

P. Estas aventuras se recogen en varios libros de viaje. ¿Cómo surgió la idea de recoger sus itinerarios?

R. Hace 25 años comencé a publicar quincenalmente artículos de viaje en el Diario de Burgos. Cuando acabé mi colaboración encuaderné aquellos textos, que más adelante reuní en el libro ‘Prosas de Viaje’. Pocos años después publiqué ‘Prosas profanas del Camino de Santiago’ y ‘Viaje por tierras de Castilla (y Cantabria)’.

P. ¿Qué podemos encontrar en ‘Viaje por el Canal de Castilla’?

R. ‘Viaje por el Canal de Castilla’ es un recorrido horizontal, lo que significa que el texto refleja las impresiones tras hablar con la gente de los lugares por los que pasamos y sentir sus vidas. Un camino en el que descubrimos la belleza escondida de los paisajes e iglesias. Este viaje tuvo dos fases. La primera se remonta a la primera quincena de agosto del año 2000 cuando descubrimos el ramal Norte y Sur. Días en los que cumplimos con nuestros ‘mandamientos’. Para los ‘caballeros’ es imperativo almorzar una ración de pera y tomate antes de las doce del mediodía, realizar una exploración de la riqueza artística y pulsar el ambiente nocturno de aquellos lugares por los que pasamos. La segunda parte nos llevó a mediados de octubre hasta el ramal de Campos.

P. ¿Qué parte de ficción hay en el libro?

R. Hay personajes reales mientras que otros son inventados porque es una elaboración literaria; pero en ambos casos, el objetivo es recrear la realidad. Existen encuentros de todo tipo. Nos acercábamos a las personas sin ningún tipo de esquema que hubiéramos preparado previamente y teníamos una conversación con la idea completar información sobre el entorno. Un perfecto ejemplo de ello es Julián Lozano Catalina, un señor que tenía 92 años en aquel momento y al que nos encontramos en la Dársena de Valladolid y que resultó ser una enciclopedia viviente. Recogíamos un sinfín de datos que al final de cada jornada anotaba en una libreta. Ingredientes que se completan en el libro con un hilo narrativo que se desarrolla a través de los ‘cofrades’, que tienen características distintas e incluso un perfil psicológico con el fin de que exista controversia.

P. Entre esos perfiles tan distintos destaca la misión gastronómica del doctor Simon.

R. Los ‘caballeros canaliegos’ somos amantes de la buena mesa. El doctor Simon es el encargado de elegir el lugar en el que comer y la repostería. En el libro se relatan cenas y degustaciones memorables como las de Osorno, Frómista o Abarca de Campos. Pero hay otros momentos para el recuerdo como cuando nos prepararon unos huevos fritos en un bar en una parte del trayecto en el que no encontrábamos dónde comer.

P. La obra hace hincapié en el abandono del Canal como metáfora de la situación que sufre Castilla; sin embargo, se publica dos décadas después de aquel viaje.

R. El libro cuenta con notas de actualización. En ellas relato mis impresiones a lo largo de los viajes realizados el año pasado y explico cómo se encuentran los aspectos que se denuncian y cómo han cambiado. Cuento que se escapa agua de la esclusa 17 de Frómista, pero 22 años después no solo sale agua entre las junturas de una pared, sino de las dos. También comento que las harineras de la sexta y séptima siguen en ruinas y que algunas de las casas de los escluseros que entonces ya estaban en mal estado ahora están completamente arruinadas.

P. A pesar del abandono que usted denuncia, las Administraciones han potenciado el Canal de Castilla como recurso turístico.

R. La Confederación Hidrográfica del Duero y las Diputaciones han dado un lavado de cara a la fachada del edificio, pero la ruina permanece detrás. En términos generales esta obra de ingeniería hidráulica está poco cuidada y en un estado de semiabandono. Este libro es una llamada de atención a los responsables políticos para que pongan en marcha un plan serio de recuperación. Este recurso tiene un valor incalculable a nivel turístico. Deberían rehabilitarse todas las esclusas y el Canal en su totalidad tendría que ser navegable. Despreciamos lo que ignoramos. El Camino de Santiago es un referente internacional y el Canal de Castilla también puede serlo. Tenemos entre manos una herramienta olvidada que fijaría población y con un potencial enorme de riqueza.

P. El libro se completa con 72 fotografías del Canal de Castilla y su entorno.

R. El elemento gráfico es una parte importante de la obra. Realicé las instantáneas que aparecen en el transcurso de las distintas estaciones del pasado año. Imágenes que recogen elementos tan representativos como retablos, acueductos, capiteles románicos, blasones, palomares o sepulcros.

P. ¿Quiénes pueden ser perfectos lectores de ‘Viaje por el Canal de Castilla’?

R. Es un libro aconsejable para todos los amantes de la literatura viajera, pero también para las personas que tienen una experiencia estrecha con el Canal. Pero también es una herramienta ideal para conocer este lugar y sirve como guía.