A las tres intervenciones artísticas ya instaladas se sumarán las que se seleccionen en sucesivas ediciones del concurso convocado por el Ayuntamiento de San Pelayo, cuya segunda convocatoria se abrirá tras el verano

El bosque comunero es ya una realidad en la cuesta de Carremajada, en el municipio vallisoletano de San Pelayo, tras la inauguración hoy viernes de las tres primeras intervenciones artísticas que integrarán la iniciativa, seleccionada junto con otras 27 por la Fundación de Castilla y León para la conmemoración del V Centenario de la revolución de las comunidades de Castilla. Se trata de Unión y Crónlech (un pueblo, un objetivo), del artista Jesús Hilera, y Sitio V, propuesta firmada por el colectivo efímerARQEl bosque comunero se plantea como «una sala de exposiciones en plena naturaleza» que propone «un recorrido por la historia comunera a través del arte contemporáneo». El propósito es poner de manifiesto el valor natural de la cuesta de Carremajada, a la vez que se potencia y divulga el trabajo de artistas de Castilla y León, en este caso, en torno a uno de los hechos históricos más relevantes de la Comunidad: el movimiento comunero.

En la inauguración, los artistas han estado acompañados por la alcaldesa del municipio, Virginia Hernández, y el director de la Fundación de Castilla y León, Juan Zapatero, que formaron parte del jurado del concurso convocado para la selección de propuestas. Unión y Crónlech (un pueblo, un objetivo) obtuvieron el primer y tercer puesto en dicho concurso, mientras que Sitio V quedó en segundo lugar. El jurado se reunió para deliberar el pasado 31 de marzo y anunció el fallo el 5 abril. Durante el acto inaugural de hoy viernes, la alcaldesa del municipio ha avanzado que la convocatoria de la segunda edición del concurso se abrirá tras el verano, con el objetivo de que las obras seleccionadas, que se sumarán a las intervenciones ya instaladas, puedan ser ya visitadas durante la jornada del 23 de abril de 2022.

En Unión, Jesús Hilera ha creado una pieza escultórica formada por cuatro brazos unidos que forman un eslabón, enmarcados por cuatro vigas. El conjunto (con unas medidas aproximadas de 1,30 m de ancho x 2,3 m de alto) simula una ventana, un mirador desde el que contemplar los campos de Castilla y el municipio de San Pelayo. Los brazos, completamente desnudos, representan a los cuatro comuneros más conocidos: Juan Padilla, Juan Bravo, Francisco Maldonado y María Pacheco. «Brazos como símbolo de trabajo, de unión; brazos que sostienen; brazos que se unen formando una cadena como signo de fraternidad, la lealtad representada por la unión de los brazos que luchan por un objetivo común», en palabras de Hilera.

Su otra intervención, Crónlech (un pueblo, un objetivo), se ubica en el claro de la parte media del pinar, donde se han levantado seis vigas de madera de 2,5 m de alto, aproximadamente, recuperadas de una casa castellana de principios del siglo XIX. El autor describe esta obra así: «La belleza del trabajo artesanal, de lo rudo y de lo puro, junto a reminiscencias de un antiguo hogar castellano convertido en obra de arte». Las vigas forman un círculo, que representa al pueblo castellano, en torno a una central, que simboliza el objetivo común por el que se luchaba.

Sitio V, de efímerARQ, es una instalación de madera que hace las veces de hito en el paisaje (visible desde la carretera), marca en el camino y asiento para la contemplación del entorno. Tiene forma de letra V, símbolo del número 5 romano y del quinto centenario de la revuelta comunera, con sus proporciones adaptadas para asemejarse al check de las redes sociales y las aplicaciones móviles de mensajería instantánea, «que indica que lo estamos haciendo bien», según los autores. Esta instalación es de color rojo ribeteado de negro, en alusión a los colores comuneros.