El pueblo celebró la procesión de la Virgen y el Niño el Domingo de Resurrección

MAURO PÉREZ

Como reza el título, Judas vuelve, como todos los años a su cita con la gente de Villar. Se pasa todo el año esperando su momento, ahí agazapado, sintiéndose importante, sabiendo que otro año más, la gente le volvería a llamar para que ocupara su sitio en el palo, al lado de la Obra, y esperar a que llegue la procesión de la Virgen y el Niño, que el pueblo cante sus canciones y, al final, le pegue Marcelino los dos tiros en la cabeza que le corresponde por ser malo, como dice el letrero que cuelga de su cuello, y por eso se ve colgado de este palo(recordando, que en los orígenes , se le colgaba).

Y Judas, tan contento de servir como saco donde todos golpean y donde dejan sus culpas y pecados.Y es que Judas no es solo un muñeco, una representación, es mucho más que eso. Y os voy a ilustrar un poco de lo que significa Judas, con ayuda del libro :”La Semana Santa en La Tierra de Campos Vallisoletana” de los autores, José Luis Alonso Ponga como coordinador ayudado por Virginia Asensio Martínez, Carlos Duque Herrero, Ramón Pérez de Castro y José Ignacio Foces Gil,un estupendo trabajo acerca de cómo vive la Semana Santa la gente de nuestros pueblos de la Tierra de Campos , editado gracias al apoyo de la Diputación de Valladolid, en el año 2003, un libro estupendo, un trabajo colosal, y si podéis, haceros con él, que es un pozo de sabiduría. Desde aquí quiero tener un recuerdo muy especial a la memoria del profesor D. Carlos Duque Herrero, que seguramente os haya enseñado mucha geografía e historia a muchos de vosotros, en el Instituto Campos y Torozos de Medina de Rioseco, y con el que tuve la suerte de colaborar y de contarle muchas de las historias que salen de Villardefrades en el libro. Dios le tenga en su gloria, porque nos dejó hace ya unos años, aunque vive en nosotros su recuerdo y su bondad. Y Carlos nos cuenta en el libro lo siguiente:” En Villardefrades se mantiene aún el rito de matar a Judas. El domingo de Resurrección, y en laprocesión del Encuentro, una vez cantadas las Albricias y despojado a la Virgen del manto negro, tiene lugar su fusilamiento.” No se podría describir mejor la procesión, los cánticos y los disparos, y como a veces os he contado la historia de Judas, ya os la imagináis, pero por si acaso alguno no lo sabe continúa el autor: “ Un muñeco clavado en un palo, que se destruye de dos o tres tiros. A comienzos del siglo pasado (se refiere al siglo XlX) el muñeco se rellenaba con deshechos de ropa viejas y paja. ……..Luego se fabricó un armazón de alambre, sobre el que se modela el cuerpo, cambiando todos los años de ropas. La tradición tiene tanto peso en la localidad que cuando se hormigonó la plaza, se dejó un hueco para clavar el palo de donde pende Judas”. Y añade el autor:” Lo mismo se hizo en muchos pueblos con el hoyo donde año tras año se plantaba el mayo.” Y yo me permito añadir que el muñeco, cuando era de paja, lo hacía la familia de Pirule y al principio se ahorcaba o colgaba de una de las tras acacias que había enfrente a su casa y que ahora ocupa ese espacio los jardines y la fuente. Después al principio de los sesenta, la familia de Ilde y Elo rellenaban un mono viejo azul con paja o hierba seca, larga, de la siega de las eras y la cabeza era un globo cubierto con papel de estraza de color marrón, donde se le pintaba la cara, de ahí que cada año fuera distinto, y lo sé porque me tocó hacer muchos y se notaba cuando lo hacía yo, porque pinto muy mal jejejeje. El armazón se hizo en la escuela, mediados los setenta, siendo alcalde D. Venancio Martín, que en gloria esté, (Maricanto, muchas gracias por tener un padre tan bueno y tan buen maestro, y que tanto bien hizo a la juventud villareja durante tantos años.) Recordad que el niño que sirvió de modelo era Ángel de Castro, hijo de Luis y María, que tendría unos ocho años por entonces, y que los niños que le envolvieron con alambres fueron Alberto Martín, su hermano Orlando, y Raúl Luis, entre otros niños que estaban en la escuela unitaria de niños, que entonces había escuela de niños y niñas, separadas y con muchos alumnos en las dos.

Siguiendo con el autor: “Es una de las tradiciones más llamativas de toda la Semana Santa terracampina pues este rito no abunda en Castilla y León y, probablemente, es único en la provincia de Valladolid. Se conservan tradiciones similares en Trespaderne(Burgos), Duruelo (Soria) y Sabero (León). La destrucción del muñeco llegó a tener una carga identitaria, que se manifiesta en el protagonismo del ejecutor de Judas. Cuentan los vecinos que cuando el encargado de hacerlo a comienzos del siglo pasado, estaba a punto de emigrar a Cuba, comentó en el bar, como se hacen estas cosas en Campos, sin dirigirse a nadie, pero interpelando a todos: “siento marcharme por el Judas”. Entonces, uno de los vecinos respondió, recogiendo el testigo de la tradición: “si es por eso, no te preocupes, mientras yo viva, habrá Judas”

Y, es verdad, al menos en mi caso, el señor Ilde estuvo de matarife durante más de 20 años y hubiera estado más si no fuera porque la Guardia Civil, en los años ochenta, finales, le empezó a pedir todos los años el permiso de armas, y claro era una pasta sacarse el permiso para solo disparar dos tiros a la cabeza del Judas al año. Y muy a su pesar, porque la carga de ser matarife la llevaba bien, cedió los trastos a Florencio Monje, éste a Luis Pérez y éste a su vez a Marcelino Aguado Atienza, que lleva ya unos cuantos años y que dure….. Y como recalca Carlos Duque:” Hay en esta transmisión una auténtica voluntad de salvar la herencia, y la “esencia” de todo el pueblo, de mantener su identidad. En Tierra de Campos, donde, como ya hemos comentado, han sido determinadas familias las encargadas de mantener las tradiciones significativas de cada lugar, esto es, un auténtico traspaso de poderes, y de paso, la entrega de una herencia que correspondería a uno de los miembros de la familia, y una herencia muy importante dentro del núcleo rural y de la comarca. Hay que tener en cuenta que la procesión de Resurrección era el momento culmen de la Semana Santa, y , dentro de ésta, el climax venía marcado por la voladura del muñeco. El verdugo se constituía así en el protagonista indiscutible de la misma.”

Esta es la visión original del autor, dando protagonismo tanto a Judas, como al matarife y sobre todos ellos, el pueblo, la gente, que es la verdadera mantenedora de la tradición. Y como siempre os digo, no hay que olvidar las raíces, quien olvida su pasado, está condenado a cometer los mismos errores en el futuro, y recordad que las raíces son las que nos mantienen pegados al suelo, son nuestra toma de tierra y que la tradición es algo que se nos dio gratis y, que tenemos el honor y el deber de disfrutarla, mantenerla traspasarla viva a los hijos y nietos, par que ellos también puedan ir sobre seguro en sus vidas. AMÉN.