La presidenta de su Fundación reivindica la necesidad de contar con una casa museo sobre el escritor vallisoletano

Miguel Delibes estuvo muy presente ayer en el I.E.S. Campos y Torozos, no solo a través de la exposición sobre su obra ‘El Camino’, sino también gracias a la visita de su hija Elisa, presidenta de la Fundación Miguel Delibes, que estuvo acompañada del director de esta institución, Fernando Zamácola.

Una experiencia muy interesante y amena que acercó al alumnado del centro la vida e historia del genial autor vallisoletano de una forma cercana, a través de diferentes anécdotas. Elisa Delibes descubrió a los más de 60 jóvenes que se dieron cita en el salón de actos del instituto que Medina de Rioseco era un lugar muy conocido para sus padre, en donde «siempre paraba para comprar pasteles de ‘Marina’ cuando venía de pescar en León». Además, en esta ciudad «tenía un buen amigo, José María Reglero, junto con el que cazaba en el último trimestre del año».

Elisa Delibes es la cuarta de los siete hijos que tuvo Miguel Delibes y vivió en el mismo domicilio que su padre hasta la edad de 59, años, cuando falleció el ganador del Premio Miguel de Cervantes y Premio Nadal entre otros, a los 89 años. Junto a sus hijos, compartió su pasión por el cine. «Mi padre nos llevaba mucho al cine, una afición que mantuvo hasta poco antes de su muerte». Pero aún más que el ‘séptimo arte’, a sus hijos varones les gustaba el fútbol. «No les daba la propia pero a todos ellos les hizo socios del Real Valladolid».

Precisamente, reconoció Elisa Delibes que el ‘deporte rey’ y el Pucela ocuparon una parte muy importante en su vida. «Jugó mucho a fútbol de niño y de adulto en los equipos de periodistas». Pero sobre todo, «era un gran teórico de este deporte, y conocía la alineación de todos los equipos de Primera División y sabía de memoria todos los resultados». En este sentido –y en respuesta a la pregunta de un alumno- reconoció que «le hubiera encantado que el estadio del Real Valladolid llevara su nombre, pero que tampoco estaba bien quitar el nombre de José Zorrilla».

Nieto de francés, Miguel Delibes recibió una educación en la que la naturaleza tuvo una gran importancia. Su padre, Adolfo, «enseñó a los ocho hermanos a pescar, cazar y jugar al tenis». Algo que influenció su obra ‘Mi vida al aire libre’. «Decía que era un ecologista egoísta porque quería cuidar la naturaleza para poder disfrutar de ella».

No se olvidó Elisa de acercar al alumnado el noviazgo de Miguel Delibes con su madre, Ángeles. Recordó el relato en el que su padre decía que «en el Campo Grande de Valladolid, según se entra en la Fuente de la Fama, en el segundo banco de la derecha un día se septiembre de 1939 me hice novio de Ángeles». Poco después, «se presentó en el El Norte de Castilla para entrar en el diario como dibujante, en donde logró el puesto». Al mismo tiempo «estudia Derecho y finaliza Comercio, que había empezado durante la guerra». En el periódico vallisoletano «se dan cuenta de que además de dibujar sabe hacer otras cosas y acude a Madrid para hacer unos cursos para convertirse en periodista». Llegaría a ser director de este medio de comunicación y más tarde consejero.

Se casó en 1946 «una vez que tenía trabajo en el periódico y como profesor de derecho mercantil, pero aún tuvo tiempo para escribir su primera obra, ‘La sombra del ciprés es alargada’, que presenta al Premio Nadal y que finalmente gana». A partir de ese momento «comienza una etapa muy bonita para Miguel Delibes, con el nacimiento de sus hijos –hasta ese momento solo tenía uno, Miguel- y la publicación de muchas obras de gran éxito». Entonces sus textos comienzan a traducirse a otros idiomas y  viaja por medio mundo para dar conferencias». Con 50 años años se convierte en académico de la Real Academia de la Lengua Española, pero al año siguiente su fallece su mujer. «Se puso muy triste y pensó que no volvería a hacer todo aquello que más le gustaba, pero seis años más tarde se recuperaría y volvió a montar en bicicleta y a cazar; y además, algunas de sus obras se llevaron al cine con mucho éxito».

Su última novela fue ‘El hereje’ (1998), que «se ambientó en el siglo XVII y necesitó de una gran labor de documentación». Fue un trabajo de gran éxito, sin embargo «no lo disfrutó porque le diagnosticaron cáncer de colón y aunque vivió 12 años más, no volvió a ser el mismo».

Tras la charla, Elisa Delibes respondió a todas las dudas y preguntas que la formularon los jóvenes y docentes. Reveló que sus obras favoritas son ‘Diario de un cazador’, ‘Diario de un emigrante’, ‘Diario de un jubilado’ y ‘Mi vida al aire libre’. En cambio, Miguel Delibes bromeaba con que para él eran ‘Viejas historias de Castilla la vieja’ «por ser el más corto, aunque en sus últimos años señalaba que quizás el que más le gustaba era ‘El hereje’.

Casa Museo Miguel Delibes

Finalmente, Elisa Delibes recordó la importancia de la creación de una casa museo sobre el novelista. «Algo de gran importancia porque son muchos los escolares de toda España que se interesan por saber qué se puede ver sobre Miguel Delibes, y no hay nada que ver, ya que todos los documentos se encuentran en una oficina». Por su parte, Fernado Zamácola apuntó que «queremos un sitio que se pueda visitar y hacer una contribución, que es mejorar la oferta cultural y turística». Y es que «nos gustaría que a la fundación se nos vea como un ente que puede contribuir a generar valor en donde vivimos».