La relación de Javier Alfageme con el equipo blanquinegro tiene mucho que ver con su padre y sus 38 años en el club. «Jugué en el equipo hasta llegar a disputar la categoría de Aficionado. Luego lo dejé para entrenar a los niños, puesto en el que he permanecido durante cuatro años. Llevo al Rioseco dentro de mi corazón y lo siento como parte de mí por mis lazos familiares, así que ostentar el cargo de presidente es un honor».

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