Fotografías: FERNANDO FRADEJAS

Han sido tres largos años que se han hecho interminables para los fieles riosecanos, pero a media mañana de ayer cientos de vecinos se volvían a dar cita en la Ermita de Castilviejo. Al fin podían revivir una celebración que la maldita pandemia dejo en pausa, para lamento de muchos, al ser la romería de Castilviejo una de las celebraciones marcadas en rojo en el calendario local.

La celebración arrancó con la eucaristía que una vez más cantó la Coral Almirante Enríquez. Por su parte, los sacerdotes Alberto Rodríguez y Eugenio Jesús Oterino presidieron la misa, que fue cantada. Como es habitual al finalizar la misa, las imágenes de la Virgen y el Cristo de Castilviejo salieron en procesión en los hombros de los cofrades y recorrieron los alrededores del santuario, acompañadas por el grupo de danzas Ciudad de Rioseco, que bailó ante las imágenes. La salve, como manda la tradición, fue uno de los momentos más emotivos de toda la celebración y puso fin a los actos religiosos, en los que estuvo presente el alcalde de Rioseco, David Esteban, acompañado por la corporación municipal.

A lo largo de todo el día familias y amigos se reunieron en la pradera para las habituales comidas. El próximo domingo, festividad del Cristo de Castilviejo, se repetirán misa, procesión y almuerzo.