Más de 700 personas viven con emoción la reinaguración del templo tras tres años cerrado

FotografIas: FERNANDO FRADEJAS

El Santuario de Nuestra Señora de Alconada es sin duda uno de los referentes turísticos de Ampudia y Tierra de Campos. Sin embargo, durante tres años permaneció cerrado a los fieles y al público con el fin de acometerse obras de restauración. Primero fueron unas piedras las que cayeron desde la techumbre; después una fatídico incendio el 5 de agosto de 2021 que echó por tierra todo el trabajo hecho; luego, un nuevo incendio en la misma cubierta, el 12 de octubre; y finalmente, el colapso de la cúpula del templo, el 17 de mayo de 2022.

Algo más de un año más tarde desde aquel último suceso el templo vuelve a lucir en su máximo esplendor. Han sido muchas horas de trabajo y una importante inversión. Ayuntamiento, parroquia y feligreses aportaron el 80 por ciento de los casi 180.000 de aquella primera inversión, mientras que Diputación de Palencia y Diócesis asumieron el resto. Tras la primer incendio la cifra creció en cerca de 800.000 euros, que Arzobispado y Diócesis destinaron.

Así pues, el 6 de agosto quedará marcado a fuego en la memoria de los ampudianos. Puntual, a primera hora de la mañana la imagen de la Virgen de la Alconada partía desde la localidad con dirección a su Monasterio, que impaciente y deslumbrante esperaba la llegada de la patrona de la villa. Arropada por el grupo de paloteo, danzas locales y al ritmo de la dulzaina recorría en procesión los tres kilómetros que separan ambos puntos.  Por turnos, los feligreses portaron a hombros a la Virgen, a la que la corporación municipal también acompañó. Una vez en la pradera, los bailes se repetían al mismo tiempo que otros vecinos se unían a los tradicionales ritmos locales. Uno de los momentos más emotivos llegó cuando el grupo de bomberos tomaba las andas. «Fueron los grandes artífices de que el templo se pudiera salvar a causa del incendio y el pueblo les está muy agradecido», reconocía el párroco de Ampudia, David Pérez. Los aplausos de más de 700 personas se fundieron cuando la imagen mariana entraba de nuevo en su hogar. Allí, esperaban las monjas de la Orden Cisterciense de San Bernardo, sor Rosario y sor Mónica, que durante todo este tiempo atendieron con mimo el templo, preocupadas en todo momento por la evolución de las obras.

Allí, el obispo emérito, Javier del Río ofició la misa junto a David Pérez y otros cinco sacerdotes. Una vez que finalizó la misa unas 600 personas disfrutaron de una paella en la pradera como colofón a este gran día. Una jornada en la que todos los presentes se mostraron satisfechos con el resultado de la restauración. Vecinos y visitantes «expresaron su agrado por la nueva cúpula de madera, que tiene un aspecto moderno y ha quedado muy bien integrada», apunta David Pérez. Además, tras el derrumbe quedó al descubierto el antiguo presbiterio y el viejo suelo de azulejos del siglo XVI. Una superficie de ladrillo rojo artesanal en forma de espiga que forma una gran cruz en el centro. Ambos elementos se han restaurado y llamaron especialmente la atención de los fieles.

Para el alcalde de Ampudia, José Luis Gil, «el pueblo vivió este acontecimiento con gran curiosidad». Pero también, «con mucha alegría, ya que el monasterio tendrá de nuevo la actividad de antes». Y es que «hay que recordar que son muchas las personas que acuden a diario dada la proximidad con el pueblo».