Una viejo proyector de vídeo, una plancha antigua o cómo se jugaba a las tabas. Todos ellos; objetos, juegos y costumbres que sorprendieron a la infancia riosecana y que a su vez la acercó a las personas mayores. Integrantes de la Asociación Rúa Mayor y el Órgano de Participación Infantil y Adolescente de Medina de Rioseco participaron el pasado 9 de noviembre en la tercera edición del encuentro ‘Memorias Compartidas’, que promueve la Fundación Miguel Delibes, en colaboración con el Ayuntamiento de Medina de Rioseco y el Ministerio de Cultura y Deporte.
Así pues, más de una decenas de niños y niñas en representación de de los centros educativos: Colegio San Vicente de Paúl, Colegio CRA Campos Góticos e IES Campos y Torozos, y cerca de una treintena de mayores compartirán juntos sus experiencias en los talleres ‘Ver, escuchar y dialogar’ y ‘Crear’, que impartieron Beatriz García, de la Fundación Miguel Delibes; y Marta Herrarte, del Calabacín Errante.
Con la obra de Miguel Delibes como hilo conductor de la jornada, los participantes dialogaron sobre siete temas vinculados al medio rural, a las tradiciones, al medioambiente, a los oficios y a las costumbres, todos ellos vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). ‘Sonidos que nos traen recuerdos’, ‘Oficios de antaño’, ‘Dime cómo se llama’, ‘Cultivando la vida’, ‘Música y fiestas’, ‘Un bosque vivo’ y ‘La tierra herida’ fueron los bloque que centraron la primera parte de este encuentro. Con esta iniciativa «se busca unir a ambas generaciones y que las personas mayores sepan la visión de la infancia y que los más pequeños aprendan cómo era la vida y objetos de entonces», explica Beatriz García.
Además, se llevó a cabo un taller colaborativo entre todos donde se plasmarán artísticamente los aprendizajes obtenidos. «Niños, niñas y personas mayores propusieron ideas fabulosas para crear un futuro más amable, sostenible y bonito para todo el mundo», apuntó Marta Herrarte.
Este taller forma parte de un proyecto activo y participativo guiado por dos monitoras expertas en educación patrimonial de la empresa El Calabacín Errante, colaboradora de la Fundación Miguel Delibes.