Vecinos de todas las edades participaron en este rito que la localidad recuperó hace tres años

Por tercer año consecutivo Villalpando mantuvo vigente la tradición de despedirse de Don Carnal para dar la bienvenida a Doña Cuaresma con el entierro de la sardina.

Pasadas las 17.30 horas de ayer, miércoles de cuaresma, un buen número de vecinos se reunían en la Plaza Mayor de la localidad a la espera de que llegara la sardina. Momentos después, aparecían las viudas con sus compungidos rostros, que entre falsos llantos y real alegría se han vestido con sus mejores galas de luto para seguir esta tradición.

Una iniciativa que “recuperamos desde la Asociación de Jubilados ‘La Purísima’ hace tres años con una gran participación”, recuerda Pilar González, una de las viudas de este día. Una tradición “muy bonita que no me quería perder, por eso he venido desde Vitoria para vivirla y de paso pasar una temporada en mi pueblo”, explica la también participante en la procesión Nines Mazariegos.

Cuatro vecinos, que portaron la sardina, encabezaron la marcha fúnebre hasta la Plaza del Yeguarizo. Allí, todo estaba listo para que prendiera la sardina en la hoguera. A pesar de que la lluvia amenazó durante toda la tarde no cayó ni una sola gota y el pez –hecho de corcho y que lucía unas grandes pestañas- pronto comenzó a arder como símbolo de regeneración, muerte de vicios y vuelta a la rutina diaria.

Pilar González aboga porque esta tradición se mantenga y crezca cada año con una participación activa de los más pequeños. “Sería bonito que los niños realizaran un taller y que con bolsas de basura o forros se crearan sus propias vestimentas fúnebres”.

Tras el propio entierro, la comitiva regresó hasta el consistorio, en donde mayores y pequeños disfrutaron de un chocolate, que definitivamente diría adiós al Carnaval hasta el próximo año.

El alcalde de la localidad, Félix González, estuvo presente durante la celebración del entierro de la sardina. Una iniciativa que