La localidad acogió la tradicional celebración en la que no faltó un divertido ‘bollo’

San Pedro de Latarce se mantuvo fiel a sus costumbres con la celebración de la fiesta quintos, que tuvo lugar del 9 al 11 de marzo, con el protagonismo de Alba, Paula, Mario, Sergio y Diego, que fueron los quintos de este año.

La fiesta arrancó el viernes 9 con el ‘pasabares’, que partió del Mesón ‘El Harreñal’. La charanga animó todo el recorrido hasta la Sala de quintos del Ayuntamiento, en donde los jóvenes, amigos y vecinos disfrutaron de un aperitivo. Fueron muchos los que no quisieron regresar a sus casas y la fiesta se prolongó hasta las tantas.

Al día siguiente, los vecinos, en grupos –ya sea de quintos, peñas o amigos- se juntaron para comer. Fue una jornada de quintos en mayúsculas, ya que tras el habitual café la sobremesa se alargó hasta la cena de quintos, que como manda la tradición fue a media noche.

Como es habitual los quintos y quintas cenan por separado. Ellos, en el salón del Ayuntamiento del municipio y las chicas en una nave, que el vecino de la localidad Vicente prestó.

Tras la cena, la fiesta se alargó hasta el amanecer. A las 8 de la mañana, los jóvenes no faltaron a una de las citas más esperadas del calendario del pueblo: recorrer el ‘bollo’. Magdalenas, pastas, pelusas, anís u orujo fueron algunos de los típicos productos que los quintos ofrecieron a aquellos que se acercaban a las puertas de sus casas. Pero lo que es comer, se comió poco, porque la mayoría acabó sobre la cabeza de la gente, y de forma especial en la de los quintos. Incluso hubo quien se llevó algún huevo guardado en sus abrigos para estamparlo en aquel que tuviera más a mano.

Después de la misa, los quintos disputaron la carrera de cintas, un evento que se tuvo que suspender al poco de arrancar a causa de la lluvia. También por la tarde, los quintos ofrecieron el refresco a sus paisanos. Alba, Sergio y Paula se juntaron y lo mecieron en la Sala de Cultura, mientras que Mario lo hizo en su casa. El baile en la Casa de Cultura puso el punto y final a tres días inolvidables para los cinco jóvenes y también para el resto del pueblo.