Los galardones nacen como una forma de premiar a las personas que por trayectoria, trabajo o amistad hayan contribuido a la consolidación de la Fundación

La Fundación Godofredo Garabito ha puesto en marcha una nueva iniciativa que consiste en crear en el jardín de la «Casa grande» de La Mudarra, sede de la Fundación, una pequeña plantación de cipreses que realizarán personas distinguidas anualmente en el mundo de la cultura y las artes y este año han tenido el acierto de nombrar al músico y folklorista Joaquín Díaz como el primer personaje que dará nombre a un ciprés, árbol muy representativo en la obra de Godofredo Garabito, y que como recordó el presidente de la Fundación, su nieto Guillermo, no es contra la creencia popular un árbol de cementerios, “No quiero ser ciprés de cementerio”, decía el poeta en alguno de sus versos. Así, el pasado día 20 con la asistencia de Mar Sancho, Directora General de Cultura de la Junta de Castilla y León; Ramiro Ruiz Medrano, Vicepresidente de las Cortes de Castilla y León; Carlos Chávez, Vicepresidente Segundo de las Cortes; Juan Zapatero, director de la Fundación Villalar; Javier Ortega, director de la Fundación Miguel Delibes. Julio Del Valle, diputado de laDiputación Provincial; José Delfín Val, Cronista Oficial de Valladolid, así como otras diversas personalidades relacionadas con la cultura en el ámbito provincial, se procedió al acto de entrega del merecido «Ciprés de Honor».

En una mañana un tanto fresca, tras la bienvenida, el presidente de la Fundación Guillermo Garabito tomó la palabra para informar del nacimiento de la iniciativa como un medio de premiar a las personas que por trayectoria, trabajo o amistad hayan contribuido a la consolidación de la Fundación en estos ya cinco años de su funcionamiento, explicó el porqué del nombre del premio y se extendió en enumerar las virtudes del premiado haciendo hincapié en la unanimidad de concesión del premio. Tras la lectura por parte del secretario del acuerdo de la Fundación sobre el premio y el premiado, Joaquín Díaz, procedió a la plantación de ese primer ciprés en presencia del presidente que a continuación le hizo entrega del premio consistente en una sencilla pieza vaciada con tres pequeños cipreses. El premiado tomó la palabra en primer lugar para hablar de Godofredo Garabito, Narró el inicio de su relación con él y su posterior intervención en tareas comunes, glosó su obra escrita y su amor por esta tierra, su pasión por las tradiciones, su intervención para la adquisición de las casonas de Montealegre y Urueña, según dijo, en tiempos en que nadie creía en las posibilidades del medio rural y menos en que las construcciones antiguas llegarían a tener el importante uso que posteriormente han tenido y todo bajo el lema que dijo tenía Godofredo: Crear, Construir y Conservar. En segundo lugar dio las gracias a la Fundación por el premio que según dijo le obligará a promocionar y aunar voluntades en pro de la cultura y que al igual que Godofredo intentará con su trabajo sembrar la tierra de energía. Finalizó su intervención con unas estrofas relacionadas con los cipreses del poema de Godofredo Garabito «Al aire de mi vuelo». Inició y cerró el acto el violonchelista Òscar García que interpretó algunas piezas sueltas en el transcurso del acto. Para finalizar, los asistentes departieron por el jardín durante un largo rato y dieron cuenta de un vino español ofrecido por los colaboradores habituales en los actos que se celebran en la casa; la bodega Copaboca y la quesera El Gran Cardenal.