Malestar en el primer día de aplicación de las nuevas restricciones

El cierre del interior de los establecimientos hosteleros se hacía efectivo en la medianoche de ayer, salvo las terrazas, que podrán estar abiertas a la mitad de su aforo. Con la de hoy, es la tercera vez que la hostelería baja la persiana desde el inicio de la pandemia. En total, cuatro meses con el cerrojo echado para un sector que ha cumplido las medidas de seguridad a rajatabla y que no ha recibido ni un solo euro de las ayudas prometidas por la Junta y el Gobierno.

En cambio, si les han llegado las facturas y les han cobrado los impuestos de las distintas administraciones. «Es un cierre encubierto, porque nos permiten trabajar en la calle en plena ola de frío, pero nadie va a sentarse en una terraza con temperaturas bajo cero. De esta manera, no hay un cierre total y entonces no tenemos derechos a ayudas». Es el resumen que el gerente del bar riosecano España, José Fidel Santamaría, hace en relación a la decisión de la Junta.

Las restricciones llegan tras unas fiestas en las que «se ha funcionado, pero muy lejos de la facturación de años anteriores, ya que no hemos llegado ni a un 20 por ciento que en una Navidad normal», dice Santamaría. Así que a partir de hoy, Bar España volverá a ofrecer el servicio de café para llevar, una iniciativa que puso en marcha durante el anterior cierre de noviembre, que «sirve como un pequeño respiro, pero nada comparable a tener el interior abierto o a una terraza durante la temporada de buen tiempo».

También vuelve el café para llevar a Cafetería Cubero, que además ha incorporado un toldo con varias estufas para que la clientela pueda tomar su consumición sin pasar tanto frío. «Algo ayuda, y así las personas pueden estar más a gusto, aunque sabemos que no es algo que sirva para que estén mucho rato sentadas en la mesa», señala Marina Ponte. Con este nuevo cierre «no vemos la luz al final del túnel, porque el cierre perimetral se extenderá hasta el 9 de mayo, algo que afecta enormemente al negocio, porque se nota mucho que no viene la gente de paso».

Al gerente de El Rincón de Unamuno, Juan Carlos Yenes, no le ha pillado por sorpresa la medida, aunque «esperaba que el cierre fuera el viernes y no este miércoles». Asume la medida «con resignación, aunque en nuestro caso el local es nuestro y no tenemos que pagar renta». En su caso no abrirá la terraza ni pondrá en marcha el servicio de llevar a domicilio. Así pues, queda esperar a que la situación mejore y baje la incidencia, sin olvidar la vacuna, «aunque no creo que con ella se ponga fin a esta situación».